La energía del dolor o La puta del manicomio

Muestra Estatal de Teatro Aguascalientes 2019

Por Jorge Luis Heredia

Justo antes de pegarse un tiro en la cien, el Joker se da cuenta de su poder para incendiar Ciudad Gótica y colocar a los ricos es una pira. Igual la escritora Franca Rame, violada hace 46 años y a punto de esconderse para siempre en la oscuridad de la vergüenza incendia las conciencias del mundo con su obra La puta del manicomio, que hoy llega al teatro Leal y Romero con la actriz Pamela Gallegoz.

Pamela Gallergoz en La puta del manicomio.
Teatro Leal y Romero, Aguascalientes. Foto: Fin de Semana.

A diferencia de Joker, que de pronto sabe de su poder y acepta convertirse en una bandera de guerra, en la mayoría de los casos a los más desprotegidos, a los sin voz, se les asesina con la bota del poder, como a los estudiantes del 68, y sigue ocurriendo como a los dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey, un hecho relatado con crudeza en el documental Hasta los dientes, y cuando no los mata, los manda a prisión o al manicomio, para que su voz, como la luz de una vela, se extinga... Pero no se extingue.

Pamela Gallegoz lo sabe y eligió una luz que perdura para participar en la Muestra Estatal de Teatro Aguascalientes 2019. De hecho, tiene elementos vivos que le permiten llegar a la cúspide el dramatismo, en medio de un contexto tan vigente como en las décadas de los 70 y 80 y aunque parece coincidencia, no lo es, pues es en esa época cuando se desata en neoliberalismo rampante que da pie a la película de Joker.

Ya en la butaca, una voz en off en el teatro Leal y Romero indica que los pasantes pueden utilizar la mesilla del banco para hacer apuntes. El monologo es breve. Apenas estamos entrando en la dinámica de la prostituta, que prefiere que la llamen puta porque parece que prostituta le suena eufemístico, y todo termina. Creo que el momento es incómodo porque el público, que no sólo está compuesto de “pasantes”, duda si aplaudir o no. En el fondo quizás faltó ese tan, tan para respirar profundo, para respirar con alivio.

Aunque el monólogo es fuerte, el dramatismo parece escurrirse entre las manos ante una realidad atroz, repleta de ciudades góticas y jokers. Basta revisar cualquier diario, digital o en papel si lo prefiere. Es drama sobre drama. Las lágrimas de Pamela escurren lentamente. Impacta. Incomoda. Porque eso sí, igual que Joker, La puta del manicomio incomoda. Es como si de pronto todos fuéramos la puta del manicomio o de pronto sus verdugos. Una de dos. No hay lugar para estar en medio, no hay lugar para ser espectador y los dos extremos desagradan. Tanto permitir el abuso a la mujer, como ser la víctima. Desagradan.

¿Tiene fuerza y potencia? Sí. ¿Se entregó al púbico? Sí. ¿Será la representante de la entidad en la muestra regional? Bueno, eso lo decidirán Lléver Aíza, Susana Meléndez y Diana Paola López Ibarra, jurados de la muestra, que tienen la responsabilidad de ver con ojos críticos otras ocho obras que traen consigo nuevas propuestas y una intensa preparación que evita que se extinga la energía del dolor.

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