La retribución de un artista es injusta: José Luis Sustaita (II de II)

Entrevista exclusiva con el artista atrás de El Cascanueces

  • Que gane o no gane sí importa, porque el dinero es necesario para vivir, pero basta con que uno gane lo necesario para poder vivir y poder vivir lo más cómodo que se pueda, sin pretender acumular riqueza
  • La danza me ha dejado una satisfacción enorme, yo creo que quizás una de las estrategias en que un ser humano puede ser más feliz, si es que existe la felicidad, es hacer lo que uno quiere hacer


Por Jorge Luis Heredia

¿En él se sesenta y siete era el mismo machismo y la misma cerrazón que ahora?
No, yo no creo, porque la actitud y la movilidad en la conciencia de las sociedades actuales ha cambiado mucho, últimamente en las noticias que escucho y veo, que un magistrado en Australia públicamente declara su intención de casarse con un colega y se publica en todo el mundo, eso es una prueba de que la mentalidad ha evolucionado y como de costumbre acá en México, pero poco más lentos. Yo creo que el ser humano debe tener una completa y entera libertad para tomar una decisión sobre su plan de vida, lo que quiere ser y lo que quiere hacer de su vida.

La mirada del artista José Luis Sustaita, a cincuenta años de hacer danza. Foto: Fin de Semana. 

Me decía hace un momento que una de las críticas es que la danza no deja, déjeme preguntarle, ¿qué deja la danza al ser humano?
Ay, una satisfacción enorme, yo creo que quizás una de las estrategias en que un ser humano puede ser más feliz, si es que existe la felicidad, es hacer lo que uno quiere hacer y sabe que, cuando uno tiene claro lo que quiere ser, uno encuentra una satisfacción día a día. Y que gane o no gane sí importa, porque el dinero es necesario para vivir, pero basta con que uno gane lo necesario para poder vivir y poder vivir lo más cómodo que se pueda, sin pretender acumular riqueza, porque yo nunca me he topado con un artista que busque hacerse rico, que busque acumular riqueza, no, buscan generalmente las oportunidades para ser vistos por el público, para ser reconocidos, para ser identificados, para ser aplaudidos, y así como en último lugar, hacen comentarios de lo que ganan, al revés de como en el ámbito administrativo.

Donde yo me desempeño con el cargo de Coordinador de que Licenciatura Danza Clásica, en la Universidad de las Artes, en la mayoría de los compañeros trabajadores el tema habitual y algunas veces hasta obsesivo es tener más porque ambicionan más. Siempre están pegados al talón de pago, que si cuanto ganaron esta quincena, que si cuánto les descontaron, que si porque sí o por qué no les dieron, que si cuánto les van a dar, que si cuánto fue el aumento, que si cuando el sobresueldo, son los temas día, día a día. Y la mayoría, en la comunidad que yo trabajo, espero que en las otras no sea así, siempre están pensando en eso y cuantos días le falta para jubilarse, cuentan las horas y en nuestro caso no, fíjese, yo tengo aquí cerca de cincuenta años y yo no recuerdo nunca saber ni cuando inicio mi cuando termino mis vacaciones. Algunas veces llego y me presento después de un período vacacional y me dicen «maestro, pero sí entra la semana que entra», no me diga, de veras, en serio, bueno, ya estoy aquí, ya me voy a quedar, sirve de que hago mi planeación. La verdad es que en la comunidad artística no parece que estemos angustiados por eso, sin embargo, no desconozco que nos hace falta el dinero.

¿Y existe el ambiente necesario para vivir y vivir bien como artista?
Como artista yo creo que yo estoy satisfecho, pero yo soy como un grano en un mar de arena, porque habrá miles y miles de colegas que no tengan la misma condición salarial que yo, y que a lo mejor ellos sí tengan deseos de percibir más. De manera general, me parece que la retribución de un artista es injusta en función de la importancia que un artista tiene dentro de la sociedad. Y eso se debe a la falta de reconocimiento social, a la falta de reconocimiento institucional a un creador. Por ejemplo, los artistas, incluso que trabajen en compañías para gobierno, no tienen prestaciones como las podrían tener los empleados de otras instituciones, entonces muchas veces no tienen prestaciones como la atención médica, tienen derecho la seguridad médica, pero en un nivel muy básico, de tal manera que, si requieren una intervención quirúrgica, pues no la tienen. Mucho menos a un derecho de antigüedad.

¿Qué tendría que ocurrir para que cambiara el ambiente y el artista fuera más reconocido?
Lo que habría que modificar son las leyes en materia salarial y considerar al artista como un ser productivo, de mayor importancia para la sociedad, y ser considerado como cualquier otro empleado o como cualquier otro obrero, considerando su categoría por supuesto, y con ello, también estoy consciente, los artistas tendríamos que responder con una mayor preparación académica y con ciertos niveles de desempeño laboral.

¿Sería muy difícil medir el desempeño para un artista?
No, porque podría ser parecido al que se hace con todos los empleados, a la mayoría de los empleados se les mide por horas trabajo, entonces al artista también se podría. Claro que al interior la categorización podría ser un poco compleja, porque no sería lo mismo entre quien levanta un telón, quien maquilla un rostro o quién cose, claro que también se tiene que hacer una categorización.

¿Qué características debe tener una persona para dedicarse a la danza?
Para dedicarse como intérprete, como bailarín, debe iniciar una formación a edades muy tempranas, entre los ocho y diez años, eso sería lo ideal porque a más edad, la estructura corporal se va formando, va tomando su estado final y entonces cada vez será más difícil ópera cambios que son necesarios en la danza clásica. La danza clásica se apoya en dos principios, uno de ellos se llama en dehors, eso significa que la estructura ósea debe utilizarse girada hacia fuera, es decir, las piernas y pies a partir de la cadera, tienen que estar giradas hacia fuera, eso no es natural, eso se tiene que trabajar y la técnica de la danza clásica está hecha para eso, para que el estudiante través del trabajo cotidiano logre esa abertura de sus articulaciones coxofemorales, para que abra.

¿Es complejo?
Yo no considero que sea complejo, es difícil porque requiere de esfuerzo físico y no todo el mundo tiene la voluntad.

Dígame José Luis, ¿cómo es que Usted se decidió por la danza clásica?
Yo comencé en danza folclórica como un simple estudiante, en unas clases que se daban en lo que entonces era el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana, en su delegación local de Aguascalientes, ahora es el Instituto del Deporte, en las instalaciones que ocupa hoy el Instituto del Deporte, allí se daban clases de danza folclórica y había un grupo, el primer grupo que hubo de danza folclórica en el estado de Aguascalientes. Empecé a tomar clases. Yo ya tenía una cierta conciencia de que me gustaba y que yo tenía cierta capacidad porque en primaria siempre me escogían para bailar o para participar en los festivales escolares, entonces, bueno, inconscientemente tenía ese gusto y tenía cierta habilidad para la danza entonces fui a aprobar y en efecto resultó que tenía habilidades, que era muy fácil para mí hacer danza folclórica mexicana.

Posteriormente, lo que entonces era el Instituto Aaguascalentense de Bellas Artes, tenían clases de danza y no teniendo suficientes varones para sus festivales de fin de cursos, yo fui. Luego llegó un maestro de origen canadiense, George Berard, en los años setentas, busca formar una compañía de ballet y para eso necesitaba varones, fue así como empecé. Luego me fui a hacer cursos en la Academia de la Danza Mexicana, que ahora es la Escuela Nacional de Danza. Me dio tentación de conocer más danza clásica, pero yo quería ir a donde yo suponía que había surgido la danza clásica, Francia, yo me dije, pues a ver cómo le hago y obtuve finalmente una beca del gobierno francés y fui a estudiar pedagogía de la Academia Internacional de la Danza en la ciudad de París, pero mis maestros no eran franceses, eran rusos, yo me dije por qué rusos, entonces me enteré que la técnica de la danza clásica había evolucionado de manera importantísima en el siglo diecinueve en Rusia, yo me dije, tengo que ir a Rusia. Finalmente conseguí una beca para era estudiar en la Escuela del Teatro Bolshoi, en la ciudad de Moscú, me fui a hacer un posgrado para la enseñanza profesional de la danza clásica.

¿Su familia lo apoyó siempre?
No, no, no... Al principio yo sufrí las situaciones que seguramente sufren todos los varones y algunas damas cuando externan a los padres de familia su interés por hacer danza o cuando necesitan un recurso y dicen para qué. Yo, como todos los demás, también sufrí esa actitud de parte de mis papás, de que no estaban de acuerdo. Hablaron conmigo y no lograron que yo cambiara de actitud, entonces echaron mano de un tío, hermano de mi papá, que para nosotros era como una cierta autoridad, que influía mucho en toda la familia, entonces organizaron un conciliábulo familiar… Le pidieron a ese tío que interviniera y me reunieron en la casa de una hermana que estaba casada, en la biblioteca, en la que es solamente estaba mi papá y ese tío.

Hablaron conmigo y me dijeron que de qué se trataba, que a qué estaba jugando y yo les dije que no estaba jugando. Dijeron que lo pensara bien y mi papá, como veía mi insistencia y mi necedad, perdió el control y él me dijo pues qué entonces, si hacía danza pues que el ya no me quería ver y que buscara donde vivir, yo le tomé la palabra y fue entonces que empecé a vivir solo. Y desde entonces vivo solo. Y cuando mi papá más tarde vio en mi voluntad de lo que yo quería ser, una vez se sinceró conmigo y llorando me dijo que él sabía que yo ya no iba a regresar, porque yo me fui de mi casa con la promesa de que me iba a separar un tiempo para probar, pero le prometí, sobre todo a mi mamá que lloraba mucho, que sí iba a volver. Entonces mi papá me dijo llorando que él sabía que yo ya no iba a volver, y yo todavía le decía que no, sí voy a regresar, espéreme, no sé qué, le eché el cuento, pero finalmente yo ya no tenía la intención de regresar porque encontré que yo necesitaba de esa libertad para hacer lo que yo quería hacer.

Cuando empecé a vivir solo, entré a trabajar dando clase, que será, quince o dieciséis años y luego los y siete no ofrecieron un trabajo en lagos de moreno en la secundaria Técnica 31 y yo iba y venía todo los días a Lagos de Moreno… Yo por mi voluntad me seguí preparando y estudié a nivel universidad. Yo quería estudiar medicina y me fui a San Luis Potosí donde había la facultad de medicina, hice mi examen y fui aceptado, pero después mi papá me dijo que no, que yo tenía que cambiar mi intención de estudiar, que buscará aquí en Aguascalientes lo que hubiera, porque ellos no podían pagar la carrera en San Luis. Tenía muy poco de haber iniciado la incipiente universidad, todavía no era Universidad Autónoma de Aguascalientes, era ECA, Escuela de Comercio y Administración, y entonces nada más había dos carreras, la del Contador Público y la de Administrador de Empresas y bueno, yo dije, voy a estudiar contador público y como yo en la secundaria técnica había estudiado algo semejante y buscaba algo cómodo, que me permitiera seguir trabajando en la danza, yo dije voy a hacer contaduría pública y así fue. Al mismo tiempo que trabajaba en Lagos de Moreno, me dedicaba hacer danza en la tarde, en la noche, en los fines de semana y en vacaciones.

Una cosa más, ¿cuál considera que ha sido o es el mayor éxito de su vida?
Yo creo que el mayor éxito es haberme dado cuenta que me gusta el magisterio y que he enseñado a muchas generaciones y yo creo que he enseñado principios y buenos principios, porque la mayoría de las personas que han tomado clases conmigo se desempeñan como maestros de danza y todos tienen una actitud muy comprometida y muy exigente consigo mismos y con lo que hacen. Yo veo sus trabajos, yo veo la actitud, incluso le puedo decir de algunos alumnos que quizás ya me superaron largamente, son verdaderamente excelentísimos maestros.

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