Para Alberto López Sustaita tenemos el periodismo cultural que estamos dispuestos a pagar: cero


Por Jorge Luis Heredia

De pronto las redes sociales invadieron el planeta, como una plaga de grillos y chapulines y, con su canto hipnoptizante invadieron las mentes de tres cuartas partes de sus habitantes, o más o menos, fue como si controlaran su cerebro y sus hábitos. Tan mecánicos se volvieron que era imposible que un ser humano pasara más de un minuto sin tomar el celular para escuchar su malvado canto, a tal grado que creyeron que los microtextos, las imágenes y los videos que emanaban era un nuevo tipo de periodismo por el cual podían estar informados de lo que ocurría en el planeta, pero nada más lejos. José Alberto López Sustaita tiene claro que el hecho de que un periodista difunda a toda velocidad, a través de Facebook, el nuevo calendario cultural de la Feria Nacional de San Marcos, por ejemplo, no es periodismo, aunque muchos sigan hipnotizados, no lo es, el periodismo cultural observa, compara, pregunta, reflexiona y luego, con pasmosa calma, informa al público algo que está allí, latente o a plena vista y que nadie ha observado. El periodismo cultural, pues, desentraña.

El periodismo cultural sirve para formar públicos o no sirve para nada: Alberto López Sustaita. Foto: Fin de Semana.

Es cierto. Aguascalientes parece un desierto de periodistas culturales, de público interesado y de artistas y creadores que necesiten del periodismo cultural. Al gobierno parece sólo interesarle la numeralia de cuántos eventos y cuánto público asistió, los periodistas en reproducir boletines y el público, pues bien, gracias. Y en este desierto el periodista por la “Carlos Septien” José Alberto ha intentado sembrar durante varios años. Y la siembra se seca. Hay veces que antes de su periodo de germinación, la semilla ya está seca. Pero parece que José Alberto, al revés, está empeñado en buscar los mejores terrenos y las tecnologías de riego que le permitan ver florecer el periodismo cultural. A veces ve pequeñas ramitas verdes que prometen, pero pasan los días y empiezan a marchitarse y luego inevitablemente, ya secas, se las lleva el viento.

Pero vuelve. Una vez más reinicia pacientemente. Hace talleres de periodismo, coloquios, mesas de reflexión en cada estación del año, esperando su florecimiento, pero el desierto se encarga de hacer lo suyo. Y, por ilógico que parezca en este planeta invertir en cultura, sigue al día siguiente con el mismo empeño. Eso sí, ha descubierto, y lo dice, que en este desierto seguir sembrando periodismo cultural es como echarle margaritas a los cerdos y ha encontrado que en Zacatecas es más valorado, que en Guanajuato es más valorado, que en Querétaro es más valorado, tanto por los representantes de las instituciones de gobierno, como por las universidades y hasta por los propios periodistas, por eso en abril se va a Zacatecas a sembrar la mesa de primavera para analizar el asunto de las mesas de redacción.

Hace apenas unos días participó en el Quinto Encuentro de Periodismo Cultural en Yucatán, y se dio cuenta de que no es el único en este país y que algunos de sus colegas han logrado sembrar y ver los frutos y que aun no han sido invadidos por los grillos y chapulines o que incluso algunos grillos y chapulines empiezan a darse cuenta de que el periodismo cultural es un tesoro. Y, aun así, cree que dentro de nueve años aquí en Aguascalientes seguirá la misma reflexión. Seguirá el desierto de periodismo cultural. Igual de seco y la desertificación ganando terreno. Pero eso no parece cambiar su destino, sembrar en medio del desierto a favor de un periodismo cultural crítico, capaz de interactuar con públicos, artistas, gobiernos.

El blog Fin de Semana, la voz cultural de Aguascalientes, con el afán de conocer a este personaje ineludible de la vida cultural de la ciudad, nacido en San Luis Potosí, le solicita una entrevista que reproducimos con toda su potencia.

¿Por qué te interesa el periodismo cultural?
Me interesa particularmente el periodismo cultural y me interesa particularmente en Aguascalientes porque…, no hay periodismo cultural. El que ocasionalmente aparece es bastante mediocre, en lo que yo siempre he pensado que es el principal criterio de calidad del periodismo cultural, es el de formar públicos o no sirve para nada. En Aguascalientes el periodismo cultural que se encuentra ocasionalmente no tiene esa intención, no tiene conciencia de ese valor y, habitualmente, lo que hace es reproducir los boletines de las instituciones. Me parece que es un desperdicio del gran potencial, como una forma de periodismo que acompaña la cultura, que comunica a los creadores con sus públicos y que ha de formar públicos, formarlos en el doble sentido de la palabra, es decir, hacer que existan donde no existen y hacer que donde existen estén mejor enterados, estén más comprometidos, que sean más críticos y que participen más.

Alberto, ¿no le estás otorgando un peso excesivo al periodismo cultural como formador de públicos?
No es su principal función ni es el único que tiene esa función, pero sí es una función importante, la subrayo porque habitualmente no se tiene conciencia de esa función, no se sabe para qué se hace periodismo, ni para quién, entonces nos encerramos en un ejercicio tautológico, autocomplaciente, donde parece que lo único que nos interesa es ver nuestro nombre impreso, en letra de molde.

Estamos como el perro tratando de morderse la cola, en un círculo interte y de allí no salimos. Foto: Fin de Semana.

¿Quién necesita periodismo cultural en Aguascalientes?
Lo necesitamos todos los agentes que no somos conscientes de que somos parte de un complejo. Actualmente el periodismo cultural sólo involucra a los que hacen boletines y a los que leen boletines…, pero no debe ser así, en el periodismo cultural no hay editores, los editores como tú mismo lo fuiste, no que revisen puntos y comas, sino que dirijan al reportero, que le digan qué esperan de su trabajo, que se aseguran de que el trabajo que se les entrega es el que necesita el medio, y en Aguascalientes, por los resultados, se nota la ausencia de editores, es un periodismo sin editores. Si todo me lo mandan hecho de las oficinas de prensa, no necesito un editor, sino un gerente que se asegure de que el cliente encuentre publicada la nota por la que pagó. No hay conciencia de esa complejidad, entonces ni los reporteros, ni los editores, ni las instituciones, ni las universidades, ni los estudiantes, ni sus profesores, ni los artistas, ni los lectores, nadie parece necesitar al periodismo cultural.

¿Dónde está la mina del periodismo cultural?
Justamente tienes que minar esas vetas. Tienes que revelarlas, sacarlas a la superficie, escarbar en ellas y mostrar su valor, no sólo simbólico, sino económico, que son los dos grandes valores del arte y la cultura, allí es donde tienes que buscarlo y no se revela. Lo que tenemos es un periodismo inútil, complaciente, que no tiene conciencia de su valor y que se hace para el que paga. Y es que en el modelo de negocios en el que trabajamos, el que paga es el anunciante, no lector. Los periódicos dependen del anunciante que casi siempre es el gobierno y no del lector, entonces yo oficina de prensa lo único que me importa es que se publiquen.

Para dar números.
Sí, para hacer mi numeralia. Y el lector está encerrado en su fácil complacencia de que no hay difusión. Los artistas también están encerrados en su fácil complacencia de que no hay apoyos y entonces somos el perro que continuamente busca su cola para morderla, damos vueltas sobre lo mismo y de allí no salimos. Y el periodismo que se hace tradicionalmente es para complacer al que nos dio la información, no para el que la necesita. Yo digo que un periodista cultural no aplaude, yo desconfío de un periodista cultural que aplaude, si tú vas como civil a una conferencia, puedes aplaudir, pero como reportero jamás debes aplaudirle al actor, o al músico, no es tu trabajo aplaudir a nadie… No hay un espacio de reflexión, yo he querido construirlo, ese es el Seminario de Periodismo Cultural, que no ha podido ser.

¿Propones que un periodismo crítico pudiera romper con el círculo del que hablas?
Más que romperlo, debe ponerlo en marcha, porque no es un círculo vicioso, es un círculo inerte, que no se mueve, allí está, estancado. El periodismo cultural que se hace ahora, se hacía así al menos cuando yo llegué a la ciudad hace nueve años y no dudo que se hacía así nueve años antes. Y si no logramos reconocer y dar una sacudida a ese modelo inerte, es el mismo periodismo cultural que seguirá haciéndose dentro de nueve años. Y hablo de nueve años porque es más o menos el tiempo que tienen las universidades que brindan carreras de comunicación en Aguascalientes, entonces no han servido de nada, ni siquiera para cuestionar y reconocer ese modelo de comunicación, se sigue haciendo igual como si no hubiera universidades y es que como lo han dicho, ni siquiera les interesa el periodismo.

Vamos a los lectores, ¿hay alguien que diga yo quiero un mejor periodismo cultural?
Sí, pero no hace nada para tener mejores periódicos. Lo hacen como una manera de lavarse las manos y deshacerse del problema. ¿Quién compra periódicos en Aguascalientes? ¿Quién está suscrito a un periódico en Aguascalientes? ¿Quién tiene la costumbre de consultar las ediciones digitales de los periódicos? ¿Quién se relaciona como con los periódicos, con la radio y la televisión, incluso con los blogs? Tú que eres autor de un blog, seguramente lo has notado, públicas una nota sobre música y te leen si acaso los que les interesa la música, o peor, los que conocen al entrevistado. Si escribes sobre ópera y recibiste mensajes de los que escuchan ópera y luego escribes sobre rock, los amantes de ópera no van a comentar tu nota de hoy y viceversa. Los lectores están así, compartimentados, es un desprecio mutuo, entonces no se reconoce que el periodismo debe ser el espacio donde se encuentren todos los que están interesados en la producción de riqueza y de dignidad, eso es lo que sigue haciendo falta.

¿Por qué los artistas que son parte de los actores culturales se podrían interesar en el periodismo cultural?
Porque son los periodistas los que los ponen en contacto con sus públicos.

Redes sociales sirve para eso, parece ser que es un medio de comunicación común con sus públicos.
Pero yo te estoy hablando del periodismo cultural como un oficio, que se concibe y se ejerce independientemente de la plataforma con la que lo difundes. En una forma de hacer periodismo, independientemente del ecosistema donde está fluyendo la información. Estamos hablando de periodistas que saben que lo son, ya hace mucho que dejamos atrás el modelo de los periodistas hechos en la redacción, en Aguascalientes así se hacía periodismo, pero ya se jubilaron. Curiosamente se enorgullecen de que jamás se asomaron a la escuela. Y se nota que jamás se asomaron a la escuela y al contrario tenemos el que sí acudió a la escuela pero jamás se asomó a la calle. Ahora tenemos una era de comunicación que está ganada por la velocidad. Si quiere saber cuántos libros ha publicado Manuel Garrett, en un segundo tienes la respuesta, pero eso genera una complacencia que es mucho más obvia, y así respondo tu pregunta, que en las redes virtuales, porque todo se facilita, entonces tú te dejas ganar por la facilidad y eso empobrece hasta lo ridículo al periodismo, porque pensamos que el periodismo solamente se reduce al “qué” de la noticia, pero no puedes aspirar a suficiente atención como para hurgar en él “cómo” o en el “por qué”.

¿Cómo imaginas que debería ser el perfil del periodista cultural de la actualidad?
Insatisfecho, siempre debería estar insatisfecho. Siempre deberías sentir que te falta algo, que es lo que te permite iniciar otra historia, no dijiste lo suficiente, no lo dijiste suficientemente bien, tienes que reiterar, tienes que darle la vuelta al cúmulo de datos con el que trabajaste para esta nota, buscar otra perspectiva. Yo insisto que los periodistas no damos cuenta de los hechos, hacemos relato de los hechos, los hechos como tales allí están y no significan nada, nosotros somos los que le damos significado, somos los que le damos un significado más allá de lo que dice por sí mismo, el programa cultural de San Marcos, es un ejemplo cercano, hoy se anunció. Los periodistas se apresuraron a compartirlo en su espacio de facebook… No hiciste periodismo, repetiste la información que le interesaba al patronato que se conociera o al instituto cultural del Estado, ¿en dónde está tu trabajo de periodista? Siquiera das una mínima numeralia, cuántos artistas, de que ciudades, qué porcentaje de música, qué porcentaje de danza, qué porcentaje de teatro, por qué no hay nada para niños, estoy inventando posibles preguntas, pero nadie se las hace, porque a todos lo que les interesa ser los primeros en compartir, ¿y qué? ¿En dónde está el periodista? El periodista es el que le busca tres pies al gato, como enseñó Buendía. Si encuentras uno más uno y te da tres, allí tienes una nota, y a nosotros lo único que nos interesa es poner una más uno y que cada quien saque resultados, hacemos propaganda, no hacemos periodismo.

¿No será acaso que podamos hacer una metáfora y decir que tenemos el periodismo cultural que nos merecemos?
Sin duda, y yo diría que tenemos el periodismo cultural que pagamos: cero. El buen periodismo cultural es muy caro, porque no cualquiera es periodista cultural, un periodista cultural es un periodista culto, qué necesita gastar mucho dinero para comprar libros, para mirar películas, para escuchar música, incluso para viajar a conocer una exposición. Entonces, más allá de la frase común de que merecemos el periodismo que tenemos, yo diría que Aguascalientes muy particularmente, y quizá se repite muchas otras ciudades, excepto en la Ciudad de México, tenemos el periodismo cultural que estamos dispuestos a pagar. Porque lo más fácil es decir “qué mal periodismo cultural tenemos” y despreocuparte.

¿Quién debería ser el objeto de crítica del periodismo?
Todos estamos comprometidos, a cada uno le corresponde una parte. Ninguna de estas partes es la principal, es un círculo, tú observaste, inerte, entonces más que romper el círculo, se trata de ponerlo en marcha. ¿Quién ha de hacerlo? Yo he procurado hacerlo desde distintos puntos, no lo he logrado, pero es un esfuerzo que le corresponde a los reporteros, los que tienen que ser críticos con su oficio, los editores ausentes. Debería interesarle a las instituciones, yo estoy convencido de que un evento como el Seminario de Periodismo Cultural debería ser de los institutos de cultura, estatal o municipal y de las universidades.

El periodismo cultural que existe es de periódicos que publican boletines y de instituciones que los pagan. Foto: Fin de semana 
¿Por qué no tienen interés?
Porque no entienden que el periodismo cultural es una parte del proceso de comunicación cultural, entonces también las instituciones están reducidas a enviar boletines y así sienten que cumplen su trabajo, pero es porque así aprendieron, eso les enseñaron. Entonces también es un asunto de las universidades y si las universidades declaran expresamente que no les interesa el periodismo, no forman periodistas, no les interesa formar periodistas, forman comunicadores que podrían especializarse en el periodismo.

Por lo que percibo, entonces en nueve años vamos estar hablando de lo mismo, no veo una tendencia ¿es así?
Confieso que no encuentro resultados en el Seminario luego de casi cuatro años de trabajo. No ha sido una fuente de ingresos para mí. Es un trabajo profesional, constante, de mucho tiempo, y no me ha dado a ganar un peso.

¿Y qué has logrado entonces?
Yo me siento retribuido con el hecho mismo de intentarlo, de imaginar soluciones sobre mi oficio. Es mi proyecto de vida. En todo caso lo cierto es que no ha habido resultados.

¿Te has encontrado con un modelo de negocios que funcione para periodismo cultural?
No porque no he logrado despertar el interés de los agentes que deberían interesarse y siempre se dice que proyecto sin presupuesto es demagogia.

¿Y qué sí has logrado?
Yo diría que nada, porque al cabo de sus cuatro años no he ganado un peso por mi trabajo, que es un trabajo profesional bien hecho. Las autoridades de pronto me dan un peso para completar el viaje de un invitado y el resto del año se dedican a decirme que me han apoyado con un peso y no he logrado que reconozcan el gran valor simbólico del periodismo cultural, porque el arte y la cultura en Aguascalientes siguen floreciendo sin el periodismo cultural.

Y en este escenario realista que me presentas, ¿Qué significa la ley General de Cultura?
Pues a nadie le importa. La anterior secretaria de cultura de plano dijo que ella no iba a respetarla. Tiene un par de artículos la ley que obligan a otorgar vales de cultura a la población vulnerable y dijo “yo no voy a hacer eso”. Cómo una secretaria de estado se atreve a decir “yo no voy a cumplir con la ley”. La secretaria de gobernación dijo muy recientemente, “yo no estoy de acuerdo con el aborto pero si la ley no obliga a dar atención sanitaria a mujeres que piden del aborto, yo tengo que dárselos”, ¿por qué?, porque la ley te obliga. Taibo, el comisario que está en el Fondo, también en Mérida repitió, lo dice con la arrogancia y el autoritarismo propio de este gobierno, él dice que cuando quería hacer algo, le decían que “la norma no lo permite” y él se burla y dice “¿quién es esa señora norma?, a mí no me importa esa señora Norma”.

A tu percepción, ¿la ley de cultura está también ausente en Aguascalientes?
Hay una ley de cultura en Aguascalientes y esa ley de cultura entre muchas otras cosas habla de un fantasmal consejo que es por ejemplo el que debe nombrar al director del Instituto. Formalmente la directora del instituto no tiene nombramiento legal, lo que corresponde es que el gobernador proponga su nombramiento al consejo para que ese consejo que jamás se ha reunido, apruebe, o deseche en su caso, la propuesta. No sucedió así, entonces la directora llegó porque la puso el gobernador, pero ese consejo no la aprobó, jamás se ha reunido.

¿Ves algún indicador en todo este concierto que nos indique que va a ser diferente en los próximos años?
No, ninguno.

Entonces me obligo preguntarte, ¿tú quién eres en este contexto?
Yo lo intenté, y todavía lo intentó hoy. Pero sabiendo que en cuatro años no ha habido resultados, difícilmente los habrá.

¿Por qué Aguascalientes necesita periodismo cultural?
Porque sin periodismo cultural el arte y la cultura que se siguen haciendo en Aguascalientes no tienen sentido, son “güeros”, vacuos, no se le da la significación que permite tomarle el pulso a la ciudad, al Estado. Están sucediendo cosas que nadie está observando y como nadie está haciendo periodismo cultural, se lo vamos a dejar al periodismo forense, el periodismo que tratará de explicarnos por qué falló todo, sobre un cadáver y no sobre un cuerpo que está enfermando… Lo que ahora nos parece de lo más normal, ver en la calle tomados de la mano o besándose a dos hombres, por supuesto que hay todavía quienes tuercen el gesto y demás, pero ayer, anteayer, eso todavía no era posible, ¿cómo fue posible? ¿Quién da cuenta de esos cambios?, sólo el periodista cultural, entonces si no hay periodismo cultural, no hay nadie que dé cuenta de esos cambios, para bien o para mal.

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