La música popular es el abrevadero de todos los creadores: Ricardo Martín Jáuregui


El músico recibe el premio MUSE a la música

  • Todos estamos haciendo la misma música, es una sola a fin de cuenta, una sola gran pieza musical y creo que lo que nos toca es participar de esa gran pieza con nuestros principios, con lo que nacimos
  • Abril, sueños, pulsos y memoria, es una pieza que tiene que ver no solo con la tambora, sino con la feria misma, con la experiencia que yo tenía cuando era chico, en mi trayecto a la secundaria, en abril y una parte importantísima es la tambora


Por Jorge Luis Heredia

De pronto porque soy mexicano se ha vuelto una especie de grito de guerra vivo, vital, vibrante. El músico Ricardo Martín Jáuregui parece transitar por ese camino. Cuando compone se inspira en la música de tambora, sí, en la banda que a muchos intelectuales mexicanos les da comezón. Ricardo Martín Jáuregui habla de la tambora sin miedo, sin complejos, sin ínfulas intelectuales. La banda o la tambora está presente en su obra, de hecho, en su vida, es más, nació escuchando banda, de allí surgió su obra Abril, que parece salir directamente del corazón de la Feria Nacional de San Marcos.

Ricardo Martín Jáuregui. Musico.

No, Ricardo Martín Jáuregui no es de los que niegan su pasado, no es de los que niegan a su gente, no es de los que niegan a su tierra. Es más un intelectual moderno, sin ataduras en su pensamiento y presiento que a la pregunta de por qué integra la tambora en sus composiciones respondería, sin lugar a dudas, porque soy mexicano, sí el grito de guerra que parece encarnar en las nuevas generaciones. Ricardo Martín Jáuregui no se queda en el pasado porque eso implicaría volverse de piedra y nada más lejano para este compositor mexicano.

Ricardo Martín Jáuregui vino a su casa a recibir un reconocimiento. El Museo Escárcega lo reconoce junto a un nutrido grupo de artistas e intelectuales con más de 30 años de creación, cierto se quedan fuera muchos artistas vibrantes y vitales, pero esta institución privada, pero afortunadamente está entre sus filas Ricardo Martín Jáuregui. Es muy cerca de la feria de ferias. Se respira el calor justo cuando las jacarandas iluminan de morado la ciudad y justo cuando el frío se aleja para dar paso a esa tradición tan enraizada y metida en la sangre de los aquicalidenses. Es el momento ideal para platicar con Ricardo Marín Jáuregui.




Sobre tu obra Abril, hay algo que me llama la atención y tiene que ver con la tambora. Muchos compositores no ven con buenos ojos a la tambora, como que es un género…
Maldito
Sí, maldito, y Usted lo integra a su eje musical. ¿Cómo le hace?
Es muy fácil, porque yo nací debajo de una tambora. La tambora pasaba por mi casa cuando estaba chiquito, en la feria, y yo la sentí, la seguí, la bailé, todo. La pieza a la que me estaba refiriendo se llama Abril, sueños, pulsos y memoria, es una pieza que tiene que ver no solo con la tambora, sino con la feria misma, con la experiencia que yo tenía cuando era chico, en mi trayecto a la secundaria, en abril y una parte importantísima es la tambora. Siempre he tenido esa convicción de que la música es nuestra verdad y la tambora es una de esas verdades y tan así que no solamente en esa obra, sino que en este momento estamos en un proyecto que tiene que ver con la Banda Sinaloense, con esa que tiene que ver los narcos y con todo lo más deleznable de este momento, en cierto aspecto hay una referencia muy notable con la música y el crimen organizado de México, es lamentable, porque la banda es otra cosa, y hay un mito con respecto a la música de banda y cosas muy ciertas también, por cierto, pero estamos en un proyecto para dignificar la música de banda, para ennoblecerla, no rescatarla porque creo que rescate no necesita, pero creo que sí necesita atención, necesita que nosotros los artistas la entendamos y le demos el valor que tiene.

¿Cómo concilia la idea de la música, cuando menos la música fina con la idea de la música de tambora?, ayúdeme a entender…
La música de tambora no es más que una música popular como muchas otras. Y la música erudita y los grandes maestros nacieron de la música popular. La música popular es el abrevadero de todos los creadores. Es el origen. Entonces la banda, siendo un género musical que tiene un fundamento muy básico, un principio rítmico de lo más simple y sencillo es y puede ser, con un poquito de imaginación y un poquito de amor, una fuente de inspiración, de ideas y de trabajo musical que puede llevarse hasta la seriedad que uno quiera, desde un lugar de la música popular, y quizás algo que no tiene valor, pero justo donde no se vea el valor, hay mucho por descubrir y la banda es algo particularmente que me interesa y que me fascina.

A muchos intelectuales o que se dicen intelectuales, les da comezón siquiera escuchar que alguien habla seriamente de la banda, de la tambora, pero Usted lo hace con tanta soltura que le pregunto, ¿se trata de un movimiento o es Usted solamente?
No sé si hay un movimiento, debería haberlo. Yo estoy trabajando en varis proyectos, como buen cirquero que somos los artistas para trabajar en varias pistas, una de ellas es mi trabajo de hacer tres conciertos para instrumento y orquesta. Uno de estos conciertos es para marimba chiapaneca y orquesta, otro es para violín huasteco, para Ravel y orquesta y uno más para acordeón norteño y orquesta. El otro proyecto del que estábamos hablando es la banda. Yo siempre integro la banda en mi música, la tengo siempre presente, porque nací con ella, pero este movimiento si no lo hay, hasta diría que no me importa, pero si existe me encantaría conocerlo, pero si no, lo inauguramos con muchísimo gusto.

Veo que hay mucho amor por su tierra y por su gente. ¿Qué rescata de la banda que pertenezca al espíritu mexicano?
Bueno, yo creo que el sonido de la banda, ese sonido prístino, original, clarito, primario, de movimiento, la música mexicana más primitiva, y probablemente la música del mundo, pero en México la sonaja misma, lo que significaba este ritmo constante y un poco embriagante del sonido ostinato, que sigue, que continúa como un movimiento continuo que no termina, significa el nacimiento del movimiento, el nacimiento del ciclo, es una alegoría del ciclo, del ciclo al que todos seguimos al que todos vamos y al que tenemos que respetar y al que le debemos que estemos vivos, entonces la banda y su tambora constante y primitiva es un recuerdo formidable de lo que es el ciclo de vida, el ciclo ese que todos tratamos de preservar. No sé si todos, pero nuestros indígenas siempre están viviendo por el ciclo, siempre están tratando de repetir las costumbres, de repetir los rituales, de repetirlos, de que vuelva a suceder la celebración, de que no se pierda, por eso es importante que mantengamos la tradición porque es un signo de que el ciclo sigue vivo.

Me suena a que ese ritmo al que se refiere no sólo es de nuestros indígenas, sino universal.
Es universal, es universal, pero en México sin duda se manifiesta desde la sonaja, del norte, el Kuri Kuri, en el norte en Baja California Norte y parte de Estados Unidos, esta sonajita que te digo que era justamente esa manipulación rítmica y pertenece a la primitivez…

Entonces lo llevamos en lo más profundo del cerebro.
Por supuesto que sí lo creo. La tambora está ahí, por eso tampoco soy ningún renegado del punchis punchis, este ritmo que en la música popular y moderna más o menos de los últimos años ha sido una constante de la música electrónica, de los chicos y demás. El punchis punchis es exactamente eso y yo lo celebro.

¿Es decir que tenemos muchos mitos que nos permiten acercarnos a la música de una manera más natural?
Yo así lo creo. Yo lo que creo es que la música cerebral, la música elaborada es un enorme logro, pero desde luego que su fundamento está en el principio del ritmo más primitivo y del sonido más primitivo y primario que genera todo lo demás. Entonces desde luego que yo creo que hay que atender ese ritmo.

¿Nos hemos vuelto muy exquisitos o qué ha ocurrido?
Qué bueno, celebrémoslo, pero también celebremos el principio, el origen. Me parece algo que es algo que no debemos olvidar.

José Areán, el director de la OSA, le da comezón hablar o escuchar hablar de tambora. ¿Qué les diría a estos grandes músicos, directores musicales, para que empiecen a conciliar un poco esa idea, porque al final es la mexicanidad también?
Sí, es la mexicanidad. No les diría nada, que sigan dirigiendo y que sigan haciendo cosas maravillosas que yo amo profundamente con enorme devoción, soy un fanático de la música contemporánea, me encanta Stravinski, me encanta Bartok con toda mi alma, Britten que bueno me vuelve loco, Benjamín Britten, un montón de compositores y qué bueno que los toquen, que los defiendan, pero creo que tenemos que defender al principio más básico.

Me suena un poquito al discurso de Guillermo del Toro, “porque soy mexicano”, como un redescubrimiento del y de lo mexicano. ¿Hay alguna relación que Usted perciba?
Bueno yo escuché a Guillermo del Toro decir eso y también lo celebré, dije sí, eso es, porque somos mexicanos. Yo tengo mucho tiempo pensando en la creación musical y siempre fundamentado y tratando de encontrar cuál es el principio que me guíe, que me lleve, como lo decía hace un momentito, yo creo que ese principio está en mi casa, en mi historia, en la muy personal y en mi historia estaba ese golpe continuo y probablemente por eso quizás la aridez del entorno de la Ciudad de Aguascalientes, un poquito hacia el norte, que tanto me fascina esta escasez de elementos que me ha fascinado siempre, que quizás es lo que me motiva a mí, y que yo encuentro un poco relacionado con la mexicanidad y que he estado como muy en contacto con músicos tradicionales de Jalisco, de Veracruz, de Chiapas, del norte y he tenido como esa sensación y esa sensibilidad de encontrar un valor hermoso en lo más sencillo y en México hay una extraordinaria sencilla.

Déjeme por favor hacer dos preguntas más. ¿Qué espera Usted de la gente que escucha su música?
Bueno, si bien es cierto lo que decía hace un momentito Alejandro Sandoval vivimos del público, no solo del aplauso, sino del reconocimiento, lo que espero es que el público reconozca y que al igual que nosotros que lo procuramos, mire hacia adentro y mire hacia su origen, es lo que yo esperaría de mi público en México y del público internacional.

Yo siempre he pensado que el músico es universal, realmente, pero la hipótesis suya es que Usted vive y hace por su gente, eso suena un poco contradictorio.
No, no creo que sea contradictorio, todos estamos haciendo la misma canción, todos estamos haciendo la misma música, es una sola a fin de cuenta, una sola gran pieza musical y creo que lo que nos toca es participar de esa gran pieza con nuestros principios, con lo que nacimos y desde luego sin dejar de reconocer todo lo que viene de fuera, pero sí reconociendo profunda y sinceramente lo que viene desde nosotros.

Una más para cerrar, ¿qué están aportando los jóvenes a la música?
Yo creo que mucho, hay una gran cantidad en México y en el mundo de compositores que están buscando un lenguaje, una manera de comunicarse y de entenderse y creo que la música universalmente será un método maravilloso para que hay entendimiento y mucho más, voy a decir una palabra que no me gusta, pero para que haya un poco de paz y de concordia y crecimiento. Entonces, los muchachos me parece que están entendiendo sus raíces. Yo doy clases en una escuela donde el noventa por ciento de los chicos está haciendo música con intención de que sea mexicana porque son mexicanos. Y lo piensan y lo dicen así y lo procuran, eso me gusta mucho, me gusta muchísimo, te repito, sin negar que la música es universal, podemos escuchar y hacer música de todo, pero creo que tenemos ese compromiso y yo pienso que los chicos están comprometidos.

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