La poesía me alimenta emocional e intelectualmente: Daniel Wence

El libro Arlecchino, de Daniel Wence, se presentó en Aguascalientes

  • A veces leo poesías que son bastante inteligentes y me hacen recurrir a un montón de fuentes para entender lo que están diciendo y hay otras que me emocionan, me ponen la piel chinita


Por Jorge Luis Heredia

Sonríe. Daniel Wence sonríe de manera picarezca, entre nervios y complicidad durante la presentación de su libro Arlecchino. Su sonrisa no es muy de por aquí. Sus palabras, sus palabras son de poeta y como poeta, para describir su origen, inventa una nueva palabra: michoacálido. Sí, es una extraña combinación entre un José María Morelos y Pavón, apasionado de la libertad y Luisa Fernández Villa de García Rojas, que con un beso logró independizar Aguascalientes de Zacatecas. Y sólo así, definido por ahora como michoacálido, se entiende esa sonrisa nerviosa, pícara y de complicidad.

Daniel Wence, poeta. Foto: Cortesía de Daniel Wence.

Tiene sentido del humor. Mientras que su obra se presenta en un resquicio del Museo del Pueblo de Aguascalientes, los ladridos insistentes de un perro llegan hasta el segundo piso. Daniel no pierde la ocasión para indicar que hubo traducción simultánea de la presentación al idioma perruno. No sé si habrán comprado el libro  al perro, pero los asistentes sí lo adquieren y se forman para la dedicatoria del autor.

Arlechino son poemas. Es el resultado de una de esas etapas oscuras en la vida de Daniel, el poeta que tuvo la potencia creadora para transformar esa etapa en poemas. Así que quien tenga la intención de conocer esa parte oscura, tendrá que leer el poemario. Se va a encontrar con cuestiones de poder, sangre, apellido, ángeles, alas negras… De pronto parece que habla de un México que ya no existe, salvo en los sueños, en el subconsciente, y parece ser siempre un poco surrealista, casi al estilo de Juan Rulfo, si no fuera porque tiene el estilo de Daniel Wence.

Quien empieza a leer Arlecchino, cae en la profundidad de su lectura y se topa de golpe con construcciones como aquella de que su belleza despedazó la casa, así es Daniel, así es el michoacálido Daniel Wence que, sabedor de la circunstancia del México actual, apuesta por llevar la violencia oscura a las páginas blancas de un libro. Fin de Semana, La voz cultural de Aguascalientes, le solicita una entrevista y acepta con la misma sonrisa nerviosa, pícara y de complicidad.

¿Es una estrategia el humor en ti o es natural?
Es entre natural y nervios. Es un poco para relajarme… Es más bien como mi trato con la gente en general.

Aunque ese humor no se refleja mucho en el libro, ¿es otro Daniel?
Pensaba hace días en un amigo de Toluca, que también es poeta, que decía que “él es mala persona en su poesía, para poder ser bueno en la vida”. Yo creo que yo soy oscuro en lo que escribo, para aligerarme la vida.

¿Es tan pesada la vida?
No, no… Tiene sus ratos oscuros, entonces creo que son una buena oportunidad para escribirlos. A veces escribo cosas más humorísticas, cosas más tranquilas, a veces cursis, sólo que este libro pertenece a un rollo bastante oscurillo que he estado explorando.

¿Está dentro de ti esa parte más oscura o estás tratando de reconocerla afuera?
De reconocerla y de ubicar ciertos eventos que he presenciado y vivido y tratar de explicármelos, es un poco eso.

Veo que diriges una asociación para educar por la paz, ¿qué significa eso?
Soy miembro de esta asociación, y estoy en la parte de arte y cultura. El objetivo es contribuir para vivir en un mundo más amigable, más amable, más tranquilo, más llevadero, dadas las circunstancias violentas que vivimos en nuestro país. Es educar como para que haya relaciones más afectivas con las personas que nos rodean.

¿Cómo educas? ¿con poesía?
Sí, hay distintas herramientas como la literatura, no solo la poesía, las bellas artes como un medio para educar, porque tocan fibras. Si utilizamos un discurso adecuado, podemos tocar fibras para bien. Nosotros le apostamos a la búsqueda de productos culturales que promuevan la paz, la buena onda.

¿La palabra tiene la capacidad mágica de transformar al otro?
Sí, no creo que sea como por arte de magia, pero pues el discurso acompañado de una acción congruente, convence.

¿Por qué te nace esa inquietud?
Yo creo que es herencia familiar. Mi papá que es agricultor. Ha participado en asuntos agrícolas de protección del medio ambiente y búsqueda del bienestar comunitario. Yo soy de una comunidad muy pequeña y como que nos inculcó eso y de ahí lo traigo, entonces afortunadamente a lo largo de mi vida me he encontrado con personas que también tienen estas inquietudes y pues bueno, tengo un trabajo en el que incluso puedo hacer esto. Hago lo que me gusta, lo que me convence.

¿Qué es para ti la violencia? ¿Son los cárteles de la droga?
La violencia tiene manifestaciones diversas. La que se define desde la educación para la paz es la afectación en nuestros derechos en aquellas cosas que nos dan bienestar, como que nos quiten o nos arrebaten las cosas que nos dan bienestar, ahí es donde comienza la violencia de una forma más abstracta, pero más sencilla. Y luego se va manifestando en estas formas como las que acabas de mencionar, pero puede ser con personas cercanas, no tiene que ser esta violencia que todos conocemos. También hay violencias más inmediatas.

¿Y qué es el despojo?
Pues acá lo decimos desde nuestros derechos humanos, como son nuestras garantías, se te quitan una garantía y entonces vives una circunstancia violenta, porque estás haciendo un triple esfuerzo para merecerte una cosa que ya es tuya por ser un ser humano.

¿Michoacán marca tu vida o la violencia que se da a conocer en los medios es una violencia más?
Michoacán es aguerrido… Por muchas razones, lo que pasa es que se trata de un estado con bastantes muestras de interculturalidad. Es un estado que también, ya sabes, siempre hay manifestaciones, marchas, y todo esto te va como educando y te va dejando incómodo y violento, pues preocupa, entonces pues es una mezcla de circunstancias.

¿Michoacán es aguerrido? ¿En qué sentido?
En la defensa de los derechos, los pueblos indígenas luchan bastante por mantener sus tradiciones, su lengua, la lengua es muy importante para los purépecha, entonces tienen un ejercicio muy interesante de revitalización de la lengua y de posicionamiento antes esta idea de que hay una única lengua en México, luchando porque se reconozcan las otras.

Déjame hacerte una pregunta difícil, en Michoacán los maestros también son aguerridos, ¿qué defienden los maestros?
Su pago… En este momento están pasando por un momento económico muy difícil, hasta donde sé, porque ya no vivo allá, vivo en Aguascalientes. Pero sí estoy muy al pendiente de lo que pasa allá…, y pues es un derecho.

Si vives aquí ahora, cómo poeta dime, ¿cuál es la diferencia entre Michoacán y Aguascalientes?
Pues es una pregunta bien interesante, yo me definí en la radio como michoacálido… Porque le tengo mucho cariño. Son diferentes desde el punto de vista de los paisajes y la pluralidad. Esta pluralidad cultural y lingüística que hay en Michoacán, hace que sea plural. Aguascalientes está un poquito más unificada, sus preocupaciones son distintas, tienen una percepción distinta de la educación, del crecimiento, el desarrollo, Aguas está pensando en el bienestar económico y allá como que todavía están luchando por el bienestar del día a día. Pues México así es…

¿Cómo debería de ser Michoacán, Aguascalientes, cómo debería de ser México para un poeta?
Pues no para mí, para todas las personas debería ser un lugar en el que pudiéramos vivir en paz y tener la certeza de que regresaremos a casa. No vamos a vivir ningún tipo de violencia. A mí me gustaría que fuera un lugar seguro para las mujeres, me gustaría que hubiera igualdad de oportunidades para las mujeres. Pero en cuanto a Aguas y Michoacán, particularmente, la verdad es que los amo como son. Aguascalientes es encantador, Michoacán es encantador, yo les tengo un cariño impresionante, sólo creo que a nivel país estamos atravesando circunstancias muy complicadas que luego nos hacen vivir preocupados, inseguros.

¿Y existe algún lugar seguro en el mundo?
No tengo idea… Yo no he pisado ninguno que diga aquí es seguro. A mí, Aguas me parece una ciudad tranquila, como que se respira un poquito de calma. No es una ciudad apabullada por todas las circunstancias, como Morelia, por ejemplo. Hace poquito fui a Cuba y allá las personas de Cuba me confrontaban mucho diciendo, “oye, acá es un lugar seguro, acá no es México, acá vivimos en paz”, y yo digo, por qué me ven así, como que vengo de un lugar tan peligroso para la humanidad. Sin embargo, poniéndome crítico, yo veía otras cosas que a lo mejor ellos no veían.

¿Quiénes decir que los seres humanos somos un poco ciegos, que las circunstancias nos impiden ver más?
Pues…, no sé qué es lo que determina estos rumbos drásticos que tomamos como sociedad. Saramago es el que hablaba de la ceguera, pero, no sé, más bien se lo atribuyo a las cosas históricas que venimos arrastrando y que no hemos sido capaces de resolver. Yo creo que nos hace falta, más que visión, empatía…

¿Y la poesía qué es para ti un mundo diferente? ¿Qué encuentras ahí?
Pues de niño lo veía así tal cual, como un mundo diferente, como un escaparate, y ahora estoy tratando de resignificarla de esta manera. A mí me gusta mucho leer poesía, me hace sentir bien, me satisface, me alimenta emocional e intelectualmente. A veces leo poesías que son bastante inteligentes y me hacen recurrir a un montón de fuentes para entender lo que están diciendo y hay otras que me emocionan, me ponen la piel chinita, entonces sí, sí es una suerte de escaparate la poesía.

Lo que veo en algunos de tus poemas es que el poder está presente, latente… “ponerte la rodilla en tu pecho y someterte”, ahí está el poder.
Esas son nuestras relaciones de poder. Y esto es un poco como este juego de los ángeles a ver quién somete a quién y era como decir yo también quería jugar a lo que estaban jugando. Yo creo que todo, desde los derechos humanos, todo está atravesado por el poder. Y eso es otra cosa, depende de si usamos el poder para bien.

¿Algún día la poesía podría ser como la línea que gobierne el mundo?
No, no creo… Parece como que no es tan importante la poesía como uno quisiera. Estaría bonito. No sé si llegará a tener un gran poder la poesía, pero no creo.

¿Qué es la poesía? ¿Algo marginal?
Sí, en general las artes son un poco marginales, tampoco hay que revictimizarlas, tampoco hay que decir pobrecitas, porque hay artistas y obras de arte que han tenido muchísima relevancia internacional, pero sí creo que mucho se hace desde la convicción personal y entonces poquito a poquito uno va encontrando personas interesadas en el arte, pero empiezas en un rinconcito marginal.

¿Y estás metido en la poesía por lo que estudiaste o por tu propia vida?
Estudié letras porque estaba metido en la poesía. Ese es un asunto que me importa.

¿Te satisfizo estudiar letras?
Sí.

¿Tanto como la poesía?
Sobre todo por los amigos que conocí ahí, porque tal vez de otro modo no hubiera llegado a conectar con más autores.


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