El primer impacto de una obra de arte tiene que ser directo a los sentidos: Francisco Ledesma

El autor presenta obras en Lofty Gallery de Aguascalientes


  • Parecería que el arte es algo inútil, que no tiene ninguna función y parecería que como no tiene ninguna función, pues el arte se debería de hacer y regalarse, pero desafortunadamente en esta vida todo está dentro de un intercambio de dinero
  • Cuando se inventa la fotografía, los artistas dejan de hacer un realismo naturalista, hacen otra búsqueda, y esa búsqueda los lleva al impresionismo, del impresionismo pasan al expresionismo y así se va desarrollando la historia de la pintura

Por Jorge Luis Heredia

Observo la obra de Ledesma, una y otra vez. Repaso mentalmente sus cuadros. Su obra anterior Escenas de la vida cotidiana y la nueva Dispersión. Antes de salir de su estudio le pregunto el porqué de la s en su apellido, en lugar de una z, y lo escucho pausadamente mientras me informa el origen de Ledesma, se remonta a España, como si lo hiciera a través de un tubo comunicante para concluir que la s es la original. Luego, por un pequeño instante dejo de escucharlo, todo parece claro, su obra está construida sobre un entramado de conexiones. La conexión es el eje sobre el cual gira su obra.

Francisco Ledesma, creador de conexiones. (Foto: Fin de Semana)

Veo su cuadro de La sagrada familia y está unida por conexiones, las obras que me muestra y de las que no oculta su orgullo, están unidas por conexiones, como si se tratara de sinapsis cerebrales. Nada está fuera de las conexiones. Nada existe fuera, vamos, ni siquiera su obra más reciente, en la que su técnica de dispersión no es otra cosa más que sinapsis interminables. Dispersión es como el big bang, después de ver las obras de Ledesma queda la sensación de que así fue la creación del universo, por dispersión, pero no una dispersión aislada, sino integrada por conexiones.

De hecho, no sólo el artista Ledesma, sino el hombre Francisco, giran alrededor de las conexiones. Me muestra la foto de sus hijas, casadas, de quienes dice, “son mi mejor obra”. Todo gira alrededor de conexiones, de sinapsis. Y ahora comprendo su estudio, pulcro y ordenado, como su miedo al desorden. Sin orden no podrían ocurrir las conexiones en su estudio como Ledesma las piensa. Si requiere un color, sabe dónde está, si requiere una espátula, sabe dónde está. Son conexiones inmediatas. Y presiento que se aferra a las conexiones con toda su fuerza para no caer en el abismo del desorden, donde presiento que todo está desconectado.

De hecho, esta entrevista surge por conexiones. Jorge Terrones, en entrevista publicada el 14 de noviembre en Fin de Semana, la voz cultural de Aguascalientes, me manifiesta su admiración por la obra de Ledesma. Luego, hace apenas unos días descubro su obra en Lofty Gallery, donde expone dos obras. Y allí está, rodeado de personas que desean hablar con él. Busco una oportunidad y le pido una cita, luego lo dejo continuar sus conexiones con el enjambre que le sigue… De inmediato inicia la explicación sobre su obra…

Yo practico, dice, algo que se llama nomadismo estilístico, en cada proyecto que yo hago cambio tanto el aspecto técnico como el aspecto estilístico. ¿Por qué? Porque a mí lo que me interesa es desarrollar en mi obra es algo que sea original, que sólo yo lo pueda hacer. Al menos que no se vea que estoy copiando o que mi influencia sea obvia. Obviamente en mi inconsciente traigo la obra de toda mi vida, pero trato de hacer algo que sea muy personal.

Francisco, ¿en qué momento dices esta es mi aportación?
Cuando empecé a pintar profesionalmente, no estudié la carrera, pero sí en muchos talleres, me planteé como meta reflexionar primero sobre la pintura, fue cuando se publicó el lema de que “la pintura ha muerto”, fue cuando murieron las ideologías, la historia, murió la pintura murió… A mí me gusta mucho el arte contemporáneo conceptual, pero me gustó mucho más pintar. Yo dije, no creo que haya muerto la pintura, hay muchos recovecos que se pueden explorar. Lo primero que tuve que hacer fue desaprender la pintura tradicional, tuve que hacer como borrón y cuenta nueva, aunque conservé la técnica, lo que no me interesaba era hacer pintura por capas, a mí se me hace muy aburrido. O sea, hay obras grandiosas que yo admiro mucho y tengo amigos que hacen obra por capas, pero no es mi estilo. A mí se me hace muy aburrido hacer un dibujo en cartoncillo y luego rellenarlo de pintura, se oye fácil, no es nada fácil, yo lo único que digo es que a mí se me hacía aburrido. Lo primero que hice fue reflexionar, porque para mí todo el arte, cualquiera de que se trate, parte de ideas. Lo que yo buscaba era hacer algo diferente, estuve reflexionando mucho tiempo, escribiendo y entonces dije lo que tengo que hacer es ponerme experimentar. Tengo que hacer algo original, tengo qué hacer algo experimental, investigar cómo se comportan los materiales, investigué materiales que ni te imaginas y al final me quedé con el óleo, porque el óleo se me hace como que es el material más polifacético, es el material que me permite hacer lo que yo llamo la dispersión, con ningún otro material lo puedo hacer como yo lo quiero.

El arte que sea, si tienes una idea de que lo puedes disfrutar, lo compras: Ledesma. (Foto: Fin de Semana)

¿Entonces el fin de la historia, digamos, es para ti una etapa que marca tu vida?
Me doy cuenta de que es una visión demasiado apocalíptica. Es el fin, se acabó esto y no, es que no se acaba, yo veo la historia como periodos de latencia y en esta época estamos en un periodo de latencia en el que todas las vanguardias artísticas, por ejemplo dentro de la pintura, y el posmodernismo, se había como saturado el campo de las artes visuales, tanto que a veces era difícil de encontrar nuevas maneras de decir las cosas.

Llega el momento en que decides desaprender, ¿y qué es desaprender para un artista?
Consiste en quitar cualquier idea preconcebida sobre la pintura, empezar desde cero, toda tu cultura visual aprovecharla, pero no imitarla. Toda la pintura tradicional, pues de algún modo también borrarla, pero ese conocimiento de la pintura es lo que a mí me permitió que cada vez que yo me involucraba en un nuevo proyecto y empezaba a hacerlo, que yo visualizaba que mi obra se estaba pareciendo otra, la echaba para atrás y tomaba otro camino, hasta que encontraba lo que yo quería.

Y después del fin de la historia, en los noventas, ¿cómo concibes el mundo desde tu perspectiva?
Es el mundo en el que he vivido y en el que me he desarrollado como artista. Mira, todo el arte es producto de su tiempo. El arte no miente. Cuando tú ves por ejemplo que se inventa la fotografía, entonces los artistas dejan de hacer un realismo naturalista, hacen otra búsqueda, y esa búsqueda los lleva al impresionismo, del impresionismo pasan al expresionismo y así se va desarrollando la historia de la pintura.

Dices que el arte no miente…
Porque es producto de su época. Ahorita que hay mucho arte contemporáneo y que mucha gente rechaza, y que dice que es basura, que si es una caja de zapatos, es producto de la crisis que estamos viviendo. El mundo está en crisis, el arte está en crisis.

¿Y qué le dice esta obra, por ejemplo la sagrada familia, a las personas de este nuestro tiempo?
Me imagino que ellos lo ven con los ojos contemporáneos. Aquí en lo que se fijan mucho es en el aspecto técnico, más que en el de contenido. Más en la forma que en el fondo. Cualquiera puede hacer una historia sobre la sagrada familia o sobre la odisea, si es original, entonces es su manera de presentarlo.

Entonces, parece que el final de los ismos también una fantasía…
Ya lo dice un pasaje de la Biblia, no hay nada nuevo bajo el sol. A veces en la sombra hay algo nuevo… Siempre estamos reelaborando.

Si no hay nada nuevo bajo el sol, ¿cómo saber qué tu obra es innovadora, que le estás aportando algo la pintura?
Bueno, eso de que si mi obra es innovadora o aporta, ya no depende tanto de mí, depende digamos del público, de los críticos, más que de lo que yo pudiera decir. Pero quiero enseñarte el trabajo que más desarrollo y del cual ya tengo un libro…

Antes de que me muestres tu obra de dispersión, observo en estos cuadros un elemento esencial que la conexión.
Sí, los personajes siempre están conectados en este proyecto que se llama Escenas de la vida cotidiana. En otros proyectos la propuesta es otra.

Entiendo que haces tus cuadros pensando en tu propia obra y no en el público.
No, ni en el público ni en innovar. La obra obviamente va dirigida a un público, la obra tiene que ir dirigida primero a ti, porque si no, estás haciendo algo que los demás quieren, pero tú no.

¿Y tú haces lo que tú quieres o alguna vez, sabedor de lo que quiere el público, haces obra para ellos, porque sabes lo que se vende?
No, yo no hago eso. Lo que he hecho muy poquitas ocasiones es, por ejemplo lo que está ahorita en la galería Lofty, me pusieron como condición el periódico, la hoja del periódico, hasta allí, pero ya como yo desarrolle el tema es una cosa totalmente personal. Yo nunca he hecho encargos, no me gusta. Aparte de que no es mi filosofía.

¿Cómo vive un artista que no hace encargos?
No, pues de vender obra.

¿Y quién te compra?
Yo tengo mis clientes, que normalmente me compran. Acabo de exponer en Tijuana, allí vendimos la mitad de la obra y ahorita está en Santa Bárbara, California y se vendió algo. En 2016 hice una exposición en la Casa de la Cultura de cuarenta obras y vendí poquito más de la mitad. Y mi obra no es tan barata, pues… A mí me permite vivir de ella.

Episodios anteriores, obra cuya base con las dispersiones de Ledesma. (Foto: Fin de Semana)

Entonces te dedicas a cien por ciento a la pintura…
A la pintura y a la escritura. Ahorita la escritura no me está dejando. Ahorita me estoy dedicando a escribir un par de novelas. Pero ahorita con la pintura, bueno, yo tengo dos hijas, están casadas y los ingresos son para mí. Mis hijas están formadas, mira (me muestra una fotografía), son mi mejor obra.

¿Qué le dices al espectador, qué compre arte para su sala, para el hotel, para el restaurante, que le dices?
Bueno, el arte que sea, si tienes una idea de que lo puedes disfrutar, lo compras. Las personas que lo compran, es porque lo van a exhibir, porque lo van a degustar. Es lo que decía Heidegger, que el arte es ornamental. Muchos artistas se les paran los pelos cuando oyen esto, pero el arte también es muchas cosas más y es decorativo. Nadie compra una pintada para meterla debajo la cama. La gente la compra para disfrutarla, para verla.

¿Qué más es el arte, este arte?
Este arte lo que tiene es que es personal, es una cosa que produzco nada más yo, es una cosa que consumen los demás, pero está producida por mí. Yo te aseguro que la obra que te voy a mostrar ahorita, sobre dispersión, nadie en el mundo la hace. Esto es algo totalmente el original, producto de una búsqueda de estar experimentando, estar probando los materiales, probando el método para que esto se pudiera dar así.

Déjame hacerte una pregunta difícil. Quiero remontarme a la niñez. A esa edad la pintura es única. ¿Qué hace diferente a tu obra? Porque si nos atenemos a la unicidad, ambas son únicas.
De alguna manera la obra que se hace de manera espontánea es original. Acá, por ejemplo lo que decía Picasso, que él desde niño había aprendido a pintar como adulto, pero dice que duró toda su vida aprendiendo a pintar como niño. Ahora, las pinturas de Picasso y los dibujos de Picasso parecen de niño, pero no son de niño. Tienen el sello de Picasso. Obviamente ese lugar común de la crítica de los años treinta, cuarenta y cincuenta, muy parecida a la crítica que hacen muchas personas al arte conceptual contemporáneo, la gente decía “es que eso lo puede hacer mi hijo”, es que no lo puede hacer. La visión del artista es única y es su estilo y sí bien el niño hace una obra única y original, cuando el niño entra a estudiar pintura es cuando le quitan toda su originalidad, porque lo obligan a seguir unos patrones que a lo mejor él no quiere seguir.

Francisco ayúdame, ¿por qué comprar obras de arte?
Es una muy buena pregunta… Parecería que el arte es algo inútil, que no tiene ninguna función y parecería que como no tiene ninguna función, pues el arte se debería de hacer y regalarse, pero desafortunadamente en esta vida todo está dentro de un intercambio de dinero, entonces el arte también pasa por ese proceso. El mercado del arte, en el que intervienen muchas veces personas que a veces no son los artistas ni consumidores, sino todo un sistema de operación financiera, son los que han encarecido tanto las obras. Entonces pagas por una obra de Picasso 200 millones de dólares, son obras con precios estratosféricos, aunque hay obviamente obras invaluables como la Gioconda o las Meninas, no tienen precio, pero hay otros que sí tienen precio y son un producto de consumo más.

Ha habido falsificadores a la historia y realmente algunas personas han pagado fortunas por cuadros que son falsos y mientras el que la compró no sabe que es falsificada, la disfruta como si fuera original… Entonces como que el valor es muy arbitrario.
Es muy arbitrario ciertamente. Y ese ejemplo que tú me pones yo te diría, bueno, hay personas que, si les gusta una obra y no compran una falsificación, ni una reproducción sino un cromo, una fotografía, y la disfrutan de alguna manera porque el arte tiene algo que embelesada.

¿Y qué tiene?
Tiene eso que hace que tus sentidos, que tu cuerpo pueda emocionarse y pueda sentir o ir más allá de una mera intelectualización. El primer acercamiento que debe tener cualquier espectador con cualquier obra, es qué me dice la obra, eso ya cumple digamos que la función del arte al espectador, luego ya viene la crítica, el análisis, pero la relación del arte con el espectador debe de ser directa. Y tanto vale la relación de una obra con un experto como la relación de una obra con una persona común.

¿Es como una obra musical?
Sí, es como una obra musical. Por ejemplo la séptima de Beethoven, es la que más me gusta a mí, de las nueve de Beethoven, tú puedes ir a una sala de conciertos sin haber escuchado música clásica y escucharla y te puede gustar o no. O puedes ser un espectador más cultivado y te puede gustar más la tercera, pero tú las recibes directamente. Luego ya, si eres músico o conoces de música a lo mejor la estás analizando, sí están modulando, sí tiene una cadencia, entonces todo el arte puede intelectualizarse, pero el primer impacto de una obra de arte tiene que ser directo a los sentidos.

¿Y qué experiencias has tenido de las personas que se acercan a tu arte?
Los principales comentarios que me han dejado más impactado, han sido personas que no están relacionadas con el arte. En esta exposición que te comento del 2016, en la Casa de la Cultura, yo iba todos los días, en la mañana un rato y en la tarde otro, porque yo no soy de los artistas que ponen su obra y regresan cuando van a recogerla, yo voy diario porque me interesa platicar con la gente, y aprovecho para que si alguien se interese en la obra, platicar con ellos para ver si me quieren adquirir, y uno de los comentarios más bonitos que me hicieron fue este: “hola, soy Natalia, me encanta tu forma de expresar las pinturas. Igual me gusta pintar a mí, así que aunque tenga ocho años, eres muy talentoso y gracias por hacer que mis ojos brillen de tan bonitas pinturas”. Es un comentario real y espontáneo que no es tan elaborado como alguien digamos que conozca bien la historia de la pintura y me pueda decir algo.


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