Cuando un trabajo teatral depende de los efectos técnicos, está perdido: Mario Ficachi

Mario Ficachi presentó en Aguascalientes su libro El teatro. Evocaciones, obras, ensayos

  • Viviremos haciendo el teatro que nos gusta. Si lo ven pocas o muchas personas, algunas quedarán tocadas por nuestra forma de hacerlo y en esa medida estamos cumpliendo socialmente con una de las razones por las que estamos en el mundo
  • Habiendo un actor y un espectador, eso es teatro y debemos intentar que sobreviva a todas las corrientes tecnológicas


Por Jorge Luis Heredia

Da la impresión de que Mario Ficachi es un sobreviviente de una época intensa de teatro independiente en la Ciudad de México, pero no lo es, es simplemente un soldado del teatro que se ha ido transitando con los años y que hoy está más vivo que nunca. No habla de un pasado como si fuera el mejor pasado del mundo, no hace remembranzas o añoranzas de tiempos idos, no, definitivamente no, Mario Ficachi habla del presente, de su época, del 2018, del siglo veintiuno.

Mario Ficachi. Vivir para el teatro y renacer cada día. (Foto: Fin de Semana)

Mario Ficachi es una voz viva y latente del teatro y regresa a Aguascalientes, a esa entidad que en su mente es más como un sueño, pero en donde tiene raíces firmes y fuertes. La sangre lo llama, sí, pero lo llama más encontrar amigos, amigas, que recorren los caminos del teatro. Pero hay algo en Ficachi que definitivamente no oculta y que es parte de su vida: el amor. Sí, lo menciona recurrentemente. El amor, dice, sostiene al teatro como se sostiene a una familia. Pero no para ahí, está consciente de que el amor ha sido la energía que o mantiene en pie gastando sus ahorros en libros, gastando su pensión en teatro.

¿Quién si no la familia atrás de un hombre incansable? Llora. Es ciert5o, todos hacemos teatro. Pero por un momento Mario se despoja de su máscara de actor y llora. Justo cuando le pregunto por lo que lo mantiene haciendo. De pronto su voz se quiebra. Su voz se hace invisible dentro de un nudo instantáneo en su garganta, de sólo pensar en el amor inmenso que lleva justo atrás, para no desmayar y seguir con un proyecto que eligió después de ver una obra de teatro. Sí, una obra de teatro, de la que tiene su fecha grabada en su memoria con cincel. Sabe qué día, a qué hora, el director, los actores y el tema: un grupo de jóvenes que quieren matar a sus padres. Eso cambió su vida.

Y tengo la impresión de que Mario Ficachi trabaja todos los días, de que escribe, de que dirige, de que dedica su vida al teatro, porque creo que en el fondo tiene esa deuda con la sociedad, cambiar a alguien más con su arte. Creo que de eso se trata su vida de artista, en cambiar a alguien como lo cambiaron a él hace unos 46 años. En la Casa Terán, durante la presentación de su libro El teatro. Evocaciones, obras, ensayos, Fin de Semana, La voz cultural de Aguascalientes le solicita una entrevista y Ficachi, con esa sonrisa de un hombre que sabe que nace renovado todos los días, acepta gustoso.

Mario Ficachi, comentaste que la teoría es importante, pero más importante es hacer, ¿por qué? ¿Dónde queda la reflexión?
Mira, uno pasa por la academia, sin lugar a dudas, es una forma de irte preparando para después pasar a las tablas. El problema de inmiscuirse como actor en la teoría, es que te rebasa. Siempre te rebasará si no tienes la experiencia en las tablas de lo que dicen los autores que va a suceder. Las clases de danza son importantes porque tu cuerpo está comprometido con la danza, la dicción es importante porque tu cuerpo está jugando en forma comprometida. Si tu lees un libro sobre dicción, no va a ser igual a que conozcas el diafragma, a que conozcas tu capacidad de proyectar la voz a la cuarta, quinta fila, y eso solamente se hace cuando estás en la escena. Entonces no es que yo rechace la teoría, hay mucha, mucha teoría que he leído y seguiré leyendo: Darío Fo, Oshida, Stanislavsky, Brecht por supuesto y teóricos del teatro mexicano como Antonio González Caballero, porque Antonio González Caballero tiene un método para el actor mexicano y quien no conoce eso, está dejando de proveerse de conocimiento. Entonces, yo no rechazo la teoría, simplemente digo que se debe combinar debidamente, ni tanto tiempo en la teoría, pero sí más en las tablas.

¿Cómo es que alguien se hace actor y escritor de teatro cuando tiene voces que le dicen hazte bailarín, empresario…? ¿Cómo te resistes y aguantas y soportas la decisión que ya tomaste?
Yo te voy a decir mi experiencia personal. Fui a una obra que se llama La noche de los asesinos, de José Triana, el 29 de agosto de 1967, en el teatro Xola, dirigida por Juan José Gurrola, con escenografía de José Luis Cuevas y con las actuaciones de Beatriz Sheridan… Roberto, Boby Dumont, Beatriz Sheridan y Martha Verduzco. Después de verla, yo dije, quiero ser actor. Quiero jugar con ellos, quiero estar allí. Entonces, cuando lo platicaba en la familia me decían “a qué bien, Marito quiere ser actor. Oye hijito, ¿de qué es la obra, de qué trata esa obra?”, de unos muchachos que quieren matar a sus padres…

Por supuesto que te financiaron la carrera.
No, cambiaron de conversación… Mis padres fueron absolutamente respetuosos de todo lo que se me antojaba hacer en la vida. Yo estudié. Soy contador público titulado. Les entregué el título y les dije, hoy tengo ensayo.

Mario, parece que en esta época nos ganan los celulares. Que nos ganan las redes sociales… Y de pronto vemos a una sociedad un poco autómata y luego veo la sala y no veo a los estudiantes de teatro de Aguascalientes. ¿Qué ocurre por ahí? ¿Estarán metidos en los celulares?
Cualquier difusión que se haga en una ciudad como esta, con amenaza de lluvia, te va a provocar una asistencia menguada, seguramente. En la Ciudad de México es igual. Tú haces todo género de publicidad a través de redes sociales y todo, y la inseguridad que priva hace que la gente quiera no exponerse en salidas nocturnas. Entonces yo entiendo esto perfectamente, hay que asimilarlo, hay que luchar contra ello, hay que pedir que se apaguen los celulares, siempre va a haber un celular que esté presente, siempre va a haber gente que quiera tener la pantalla al frente para poder tomar una fotografía y tenemos que ir aceptando este tipo de cosas en la medida que no distorsionamos la magia teatral.

Mario, ¿no será falta de ha hambre de los estudiantes de teatro de Aguascalientes?
Bueno, yo desconozco aquí qué tantos estudiantes hay realmente en la escuela, porque creo que hay tres vertientes para estudiar teatro, pero es posible que no les hayamos llegado allá con la difusión. Lo lamento en parte, pero ya encontré aquí a Ivonne, encontré aquí a Sandra, es tu Alumna seguramente Alfredo (se dirige a Alfredo Vargas que está entre el público)… No voy a ir más allá de lo que puede ser Sandra, pero están representando a muchos que no vinieron hoy.

En una época en que parece que todo es estadístico, que todo son número que son parte de lo que se conoce como big data y luego está el teatro, pero parece que dentro de este universo hacer algo distinto es marginal. ¿El teatro es marginal?
Mira, son 2,217 años en que se abre el teatro como tal en Grecia y se ha sostenido y se seguirá sosteniendo así haya enfoques de performanceros, de mini teatro, de teatro del cuerpo, teatro de la voz, teatro comprometido, teatro social, teatro convencional, conservador, hay buen teatro y hay mal teatro y si hay todo este tipo de avasallamientos tecnológicos, hay que utilizarlos con iluminación, hay que beneficiarse de ellos en lugar de rechazarlos, en la medida que nuestro trabajo no dependa de lo técnico, porque cuando un trabajo teatral depende de los efectos técnicos, está perdido, porque el día que el técnico no llegó o falle el equipo, se viene abajo la puesta en escena. La puesta en escena debe de ser actor, director, espectador. Es más, me elimino como director, habiendo un actor y un espectador, eso es teatro y debemos intentar que sobreviva a todas las corrientes tecnológicas.

¿Cómo atraer públicos en este ambiente?
Ese es uno de los cuestionamientos que nos hacemos siempre. De qué manera podemos. Ahora hay ofertas de dos por uno. Hay pases dobles que se dan en la radio, no somos conocidos porque somos gente de teatro independiente, aunque yo ya tenga 46 años haciéndolo y no tenemos el nombre de los galanes que aparecen en la televisión y los que hacen series televisivas. Siempre hemos cargado eso a nuestras espaldas y a mí no me interesa la fama, me interesa ser conocido, pero no la fama.

¿Y cuál es la diferencia?
Bueno, la fama te impide estar tranquilamente en una bodega Aurrera, comprando víveres, sin que la cajera de diga “¿me da su autógrafo, antes de que le haga yo su cuenta…?”

De acuerdo, don 46 años ya de teatro, ¿qué esperas tú del teatro?, ¿qué quieres?, ¿qué deseas?, ¿a dónde vas ahora?
Yo sigo pensando que viviremos haciendo el teatro que nos gusta. Si lo ven pocas o muchas personas, algunas quedarán tocadas por nuestra forma de hacerlo y en esa medida estamos cumpliendo socialmente con una de las razones por las que estamos en el mundo, que es influir en el otro y propagar el amor. De verdad no es un cliché, no es una salida sencilla ni seudo romántica. Si nosotros no tratamos de apegarnos a la necesidad de relacionarnos con el otro a través del amor, estamos en manos de Donald Trump.

Mencionabas justamente eso, que llama también la atención. ¿Qué es para ti el amor? ¿Cómo vives el amor? Decías que se sostiene al teatro con el mismo amor que se sostiene una familia. ¿Qué hay atrás de esa palabra…?
…Mi familia. Y es su amor el que me sostiene… (se le hace un nudo en la garganta) Entonces, si yo he estado 46 años haciendo lo que a mí me gusta, es porque siempre tuve le apoyo de una familia…

Una cosa más para tratar de cerrar. ¿Crees que tienes que corresponder con alguien más ese amor que tu familia te ha dado? ¿Qué tienes que retribuirlo?
Sí, con los actores, con los actores… Hay una relación entre el director y el autor de una obra y los actores y hay que amarlos y hay que dejar que nos amen.


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