Jóvenes crean nuevos códigos para escuchar música

Festival Iberoamericano de Arte Electrónico Ctrl-Ñ

  •          Se trata de arte sonoro que busca comunicar a través del sonido en abstracto, sin la forma tradicional de la música
  •     El público no baila con el arte sonoro, no canta, no se mueve, es un público contemplativo: callan y escuchan


Por Jorge Luis Heredia

El sonido empieza como si se tratara de una película de guerra, vaya, como un sueño que se convierte lentamente de guerra en guerrilla, con escenarios de selva que lentamente y sin que se sepa van cambiando a escenarios futuristas de nuevos planetas. Aarón Escobar Castañeda, estudiante de la Maestría en Tecnología Musical, toma un lima, sí, una lima como arco y le saca voz a una guitarra eléctrica que tiene recostada sobre la mesa, con tornillos metidos entre las cuerdas, una antena de carro y hasta con una baqueta entreverada, parece una guitarra Frankenstein que produce momentos de paz o cruentos momentos de guerra...

Aarón, Edgar y Samuel creando arte sonoro.

Sigue una lluvia intensa con Edgar Palacios y su desformance, que es algo así como un performance pero supongo que deformado. No sé si describe la intensa lluvia que vive en estos momentos Aguascalientes, su obra es un sonido desértico tomado por la fuerza de una tormenta. Así, como si los animales extrañados salieran a ver las contadas gotas que les regala el cielo y así como llega la lluvia al desierto, se va. Pierde su luz, pierde a los animales asombrados y así, sin más, los sonidos llegan al espacio sideral. No sé si tenga título, si tenga partitura, si tenga un eje musical, lo que parece que importa “es ser felices” dice Samuel Árias, que llega a presentar en completa libertad su obra Márgenes de Error.

Tampoco sé si todo tiene que ver con guerras, pero eso sí, nada tiene que ver con un retrato vivo del centro de Aguascalientes, con La Poderosa a todo volumen tocando El Paciente de Alfredo Olivas en cada puesto del mercado Terán, ni creo que tenga que ver con las fiestas que empiezan con impecables vestidos de noche y terminan guapachosas gritando a todo pulmón "qué bellos son tus celos de hombre, que sientes cada vez que me voy".

No, estas son otras formas de hacer música o arte sonoro (algo ha de ser), son otras formas se sentir, de pensar, de hacer. Son egresados de la Universidad de las Artes y de la Facultad de Música de la UNAM, que se atreven a ocupar el espacioso, solitario y abundante Museo Espacio para presentar sus idea, sus conceptos, sus propuestas de sonido extraído de computadoras, consolas, sintetizadores y una reverberancia infinita que topa de frente con la lap top para buscarle de entre todos sus recovecos hasta el último sonido

Es, de hecho, como si se inventaran por primera vez los instrumentos musicales y los artistas no quisieran que la gente que va a la Plaza Patria los escuche, y aunque es algo underground, no es algo underground, digo, están en el Museo y no cualquiera hace un movimiento underground en el museo más grande de Aguascalientes, en el museo con el que el gobierno anterior quería llenarnos de glamour.

Y no es un concierto, de hecho ni siquiera es música, es algo a lo que le denominan “intervención sonora”. No es el curso normal de una canción, de una obra musical, no, es más como la recreación de un mundo y no estoy seguro si con esto desean ser aceptados en este mundo o de plano quieren que todos entren a su mundo o que al final de cuentas estén inventando el futuro de Aguascalientes.

Vamos, ni siquiera sé si con estas intervenciones estamos entrando a una nueva época musical, o si estemos aprendiendo a escuchar nuevos códigos y nuevas estéticas del sonido con esas inmensas posibilidades que ofrecen las “máquinas de nuestro tiempo”, como diría Armando Zamarripa o se trate incluso de tres ¿músicos?, ¿interventores?, ¿intervencionistas?, que estén al servicio de las computadoras o simplemente son tres ¿músicos?, ¿interventores?, ¿intervencionistas? que estén utilizando a la máquinas para su solaz esparcimiento o estén empeñados en que los contraten para musicalizar películas espaciales, de guerra o, por qué no, de terror.

No, no creo que los escuchemos próximamente en La Poderosa, no, pero hoy están enseñando, a quienes se acercan al MECA, a escuchar nuevos lenguajes, nuevos códigos, nuevas formas de escuchar la música . El mundo no está quieto, gira y gira a una velocidad impresionante, hoy todo es nuevo y mañana quienes no sepan estos códigos, serán analfabetas del arte sonoro, que no es como la música tradicional que nos enseñaron nuestros abuelos con Pedro Infante, ni las generaciones actuales con la Banda MS o con la Trakalosa de Monterrey.

Aarón, Samuel y Edgar se apropian de “sonidos no cotidianos para intentar darles algún sentido y crear música con eso”, dice Aarón, un joven nacido en medio de la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas, en 1989, cuando se avistaba una profunda democracia que no llegó, no sé si eso de alguna manera lo marcó, pero ahora transita hacia conceptos de música experimental.

Tienen su público en Aguascalientes, perodonde hay más público es en la Ciudad de México donde actualmente estudia Aarón. El público, a propósito, no baila con esta música, no canta, no se mueve, es una generación contemplativa,  permanecen callados, se sientan y tradicionalmente, dice Aarón “es un público muy respetuoso, como hoy”.

Al final, ni Aarón ni Samuel Árias se ponen de acuerdo para definir si se trata de arte sonoro o de música: “Háblenle a Avelina Lesper”, sugiere Edgar Palacios, artista egresado de la Universidad de las Artes. Aunque luego Aarón se atreve y precisa que esto es más arte sonoro y es una expresión que busca comunicar a través del sonido en abstracto, sin una forma específica, sino más bien cierta expresión artística y ese concepto ha ido evolucionando, al grado que actualmente hay algunos que dicen que la música está dentro del arte sonoro”.

Afuera la lluvia no cesa. Sigue y sigue, igual que el impulso organizador de Andrea Alba, que toma el micrófono para invitar a los asistentes a la presentación de Manimal este jueves 31 de agosto, en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, en el edificio 223 de Gestión de Diseño, con eso, dice en sus comunicados, “cerraremos con broche de oro el Festival Iberoamericano de Arte Electrónico Ctrl-Ñ”.


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