El premio Aguascalientes fundó la modernidad poética de México: José Ramón Ruisánchez

El escritor y poeta impartió el taller Esos raros poetas nuevos

  •        El poeta se lee muy poco en su momento, después aprendemos a leerlo
  •        Esa práctica de lo inútil, la poesía, en una época en la que todo debe dar utilidades, me parece muy liberadora

Por Jorge Luis Heredia

Ahora que José Ramón Ruisánchez Serra se sale de Houston, llueve y llueve en serio, aunque dice que su familia está bien y, aunque le gustaría estar con ellos en estos momentos, no va de regreso, más bien va en sentido contrario, vuela a la Ciudad de México y de allí a Buenos Aires, el escritor y poeta deja Aguascalientes, “la capital de la poesía en México”, para seguir su ruta de evangelización poética.

José Ramón Ruisánchez Serra.


Después del taller que ofreció en la Casa de la Cultura, Esos raros poetas nuevos, me indican que adelantó su hora de salida, por lo que solo en un lugar es posible hacer la entrevista, en el Aeropuerto Internacional de Aguascalientes. “No hombre, dice cuando me presento, hubieras ido allá, con todo gusto hubiéramos platicado”, así que aprovechamos cada momento antes del abordaje.

José Ramón es un apasionado de Rulfo y de pronto, al escucharlo, percibo que coincide en algunas circunstancias con él. Es un escritor de mucho rigor, como Rulfo y como Rulfo, que trabajaba como servidor público para vivir y le robaba tiempo al tiempo para escribir, igual José Ramón es un profesor universitario que le roba tiempo al tiempo para escribir poesía, la que acota, “es un aparato crítico que nos enseña a leer”.

José Ramón es dinámico, tiene un gran sentido del humor y pienso también que es un hombre humilde y sencillo en su eterna y completa complejidad. Amable también y mucho, pero defiende sus posturas, defiende sus ideas, defiende lo radical y desconfía “de lo que todo el mundo da por hecho”, así es este hombre formado en la Universidad Nacional Autónoma de México, con posgrados en el extranjero y que, aunque no lo dice, tiene una personalidad mezcla de profesor y mezcla de artista, único, diferente, pero las más de las veces poeta y consumidor compulsivo de poesía, como si se tratara del elixir más puro que encuentra en el planeta.

Pero inevitablemente José Ramón Ruisánchez me recuerda al filósofo michoacano Roberto Sánchez Benítez que escribió La Palabra Auroral, ensayo sobre María Zambrano, pues pareciera que ambos tienen cifrada la existencia humana en el lenguaje, en la poética, porque existe la sospecha de que quizás “en el fondo de las palabras encontremos cosas todavía no enunciadas”. Va la breve entrevista.

¿Existen todavía los poetas y, existen todavía los raros poetas?
En el título del taller, esos raros poetas nuevos, hay un guiño con una canción que es Esos raros peinados nuevos de Charly García, pero sí existen todavía los poetas de hecho hay poetas nuevos nacidos entre 1962 y los ochentas, sumamente activos, muy afortunados, muy inquietantes. Ahora, no son poetas que podamos o debamos leer igual que a Octavio Paz o a José Emilio Pacheco, y justamente lo que me interesaba era juntar a un grupo de profesores de educación media superior y educación superior para decir qué hacemos con estos textos, y el chiste es dejar a los alumnos habitar estos textos pero quitándoles impedimentos que han aprendido, sobre todo los buenos alumnos que se acuerdan de dividir las sílabas y rimas, nada de eso nos ayuda a leer estos poemas, entonces son raros en el sentido de que hay que leerlos de una manera diferente, hay que acercarse de una manera diferente y mi idea es que si yo ayudo a los profesores a acercarse de una manera distinta, los alumnos van a tener un acercamiento con más gozo y más productivo intelectualmente. Pero sí, existen desde Cristina Rivera Garza, Luis Felipe Fabre, hasta Rosario Loperena son poetas en plena producción, entonces ahí están, publicando nuevos libros.

En México se lee poco, y los poetas no son muy leídos. ¿Para qué y para quién escribe el poeta?
Hay una observación interesante, el poeta se lee muy poco en su momento, y después aprendemos a leerlo. La primera edición de Libertad bajo palabra, de Octavio Paz, tardó una década en agotarse y después empezó a adquirir su público, justamente por eso, porque la gente aprende a leer de una forma diferente, se va habituando a esto. A mí me interesa la poesía justamente porque, como nadie se va a hacer rico escribiendo poesía, permite que el autor, en lugar de estar calculando cuántas páginas para hacer un Best Seller, y poder escribir el siguiente libro y demás, cosa que exige un autor de mercado y que tiene que vivir de sus novelas o de sus libros de autoayuda o lo que sea, en este caso el autor es muy libre, por eso la poesía es tan radical y experimental. No vas a ganar dinero, vas a vender 500 ejemplares de tu libro, puedes ser radicalmente libre y de hecho hay una exigencia del gremio de que seas radicalmente libre, entonces, esa práctica de lo inútil, en una época en la que todo debe dar utilidades, me parece muy liberadora y muy importante.

¿De qué viven los poetas?
En el libro nuevo de Cristina Rivera Garza sobre Rulfo, muy polémico por lo demás, hay una frase que retorna y lo que dice Rulfo es que yo trabajo, y los poetas viven de trabajar, de hacer oficios, son editores, son profesores, son funcionarios públicos que se roban tiempo de sueño, se roban tiempo de ejercicio, se roban tiempo de otros placeres para escribir y viven de hacer trabajos normales. Conozco una poeta excelente que vende teléfonos celulares…

Viven en el mercado laboral y en libertad…
Viven en libertad y se la compran con su propio sudor, evidentemente becas y demás, pero no hay becas vitalicias. Existen becas que un año le ayudan a escribir un libro, pero después a seguir trabajando, entonces viven de lo que vivimos todos. Y eso es muy importante porque les da de qué escribir.

Cuando yo leía su texto sobre Facebook por medio del cual me adentré en sus obras, me imaginé a un hombre, a un escritor rebelde y que a lo mejor quería vivir su vida en confrontación con los sistemas, ¿es un hombre rebelde?
Soy un poco contreras, desconfío de la idea recibida, de lo que todo el mundo repite, lo no examinado. Entonces, más que rebelde pues soy un Profesor que tiene trabajo más o menos tradicional. Me gusta una duda sistemática, me gusta cuestionar y me parece natural. Desconfío mucho lo que se ha naturalizado, incluso la naturaleza es un invento de nosotros. La naturaleza no dice yo soy naturaleza, se necesita de un hombre que diga que eso es naturaleza y yo estoy separado. Entonces me gusta desconfiar de esas ideas recibidas, de eso que todo mundo da por hecho, pero no tanto como rebeldía, sino como una cuestión crítica, me gusta pensar que soy un crítico, un poco travieso, pero no radicalmente rebelde, no soy un revolucionario.

Un poeta que no es revolucionario, ¿qué opina por ejemplo de la democracia en la que usted vivió aquí en México y ahora la ve un poco más de lejos?
En contra de Aristóteles, y de otros pensadores, me parece que es el sistema menos imperfecto. El problema son mezclas muy nocivas como el capitalismo extremo, la publicidad, una sociedad que forma todas sus opiniones de acuerdo medios masivos, esos son vicios que hay que quitar de allí, eso no es la democracia, la democracia es lo que está bien, lo otro son cosas que frenan las capacidades críticas, pero, ese es el menos malo de los sistemas, sobre todo para convivir, para gobernarnos, no es perfecto, el problema son las imperfecciones que tiene la democracia.

El en este contexto, ¿la poesía tiene de alguna manera la función de que las personas sean críticas, que tengan una visión crítica, por ejemplo de la democracia?
De la democracia, y de lo que se le pega a la democracia, sí. Si uno empieza a meter en el aparato que es un poema cualquier cosa, algo que oye en un noticiario, eso que sonaba muy sensato y muy normal, empieza a enrarecerse, entonces la función de la poesía es eso, enrarecer todo. Hacernos meditar sobre lo que quiere decir una palabra, de cómo lo común deja de ser común.

¿Cuál es su definición de poesía?
Es un aparato teórico, es un aparato textual que nos enseña cómo leer.

¿Qué le guía, que le apasiona a José Ramón Ruisánchez Serra?
El poema que me hace querer volver a leerlo, el poema que me hace querer volver Aguascalientes y compartirlo con una veintena de personas.

¿Cómo vio la vitalidad de la poesía en Aguascalientes a través de las personas que acudieron a su taller?
Es magnífica, esta es la capital de la poesía de México, el premio Aguascalientes es fundamental, esto fundó la modernidad poética de México y lo que vi es excelente, está muy bien.


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