El arte que no corre riesgos está domesticado: Gilberto Guerrero

Seleccionan las obras ganadoras de la Muestra Estatal de Teatro, Aguascalientes 2017

  •              Las obras seleccionadas aportan frescura, honestidad, aportan estructuras narrativas
  •          Hay mucho que construir sobre la poética de la violencia

Por Jorge Luis Heredia

Aunque el comité para seleccionar la obra que acudirá de Aguascalientes a la Muestra Regional de Teatro Zona Centro Occidente es horizontal y no tienen un presidente, como dice Gilberto Guerrero Vázquez, a él justamente le toca leer el acta de resultados y justo después da la cara, con humildad pero con rigor, ante las preguntas en la entrevista que concede a Fin de Semana.

Gilberto Guerrero Vázquez, segundo de izquierda a derecha. Foto: Pili Bedolla.

 
Podría ser esquivo, pero es un hombre que habla con honestidad y no le da la vuelta a las preguntas. Ni siquiera a la pregunta sobre una de las obras que no fueron seleccionadas, Un grito que lo arrase todo, habla y habla con claridad. Es cierto, como dice Alfredo Vargas, en Aguascalientes hay muchas personas que no están preparadas para recibir la crítica, vamos, ni siquiera positiva, pero con Gilberto no hay límites y como dicen, que lea el que quiera leer…

En sus hombros está la responsabilidad de la selección, junto con Mauricio Pimentel e Ignacio Velasco. Es cierto que el Teatro Morelos se incendió cuando dio la noticia de que la obra que va representar a Aguascalientes es Estudio de una depresión, la propia y la de los más cercanos, pero no hubo protestas, ni rechiflas, más bien una suerte de aprobación, fue como una explosión de reconocimiento. Así fue.

El hombre atrás de ese reconocimiento se llama Gilberto Guerrero Vázquez, un hombre que ha vivido prácticamente toda su vida en la Ciudad de México, y se da el lujo de traer también sus experiencias de Europa, de Latinoamérica, de Estados Unidos y de algunas entidades de México para tomar la mejor decisión, para hablar del teatro en Aguascalientes. Habla franco y directo, así, sin poses.

¿Cómo viste en esta muestra la vitalidad del teatro en Aguascalientes?
Mira, yo creo que hay como mucha desigualdad. He visto dos trabajos que son muy buenos, que son muy prometedores de que hay un movimiento muy vivo. De los otros no puedo decir lo mismo. He estado platicando con distintas personas de la comunidad y me dicen que hace unos diez años había un movimiento muy fuerte en Aguascalientes y de repente se siente como que ya no existe más. Yo lo que creo es que el teatro, todo lo humano, sigue una progresión no lineal, sino que tenemos movimientos de evolución y de involución, yo creo que si de veras estamos frente a una crisis, me parece que estos dos trabajos de gente que es muy joven como Natalia Gómez que hizo La cena o Eduardo y Roberto que hacen La depresión, parece que ese es el punto en donde empieza a romper nuevamente.
Además, me sorprende mucho que haya una infraestructura cultural muy poderosa y eso podría ser síntoma de que otras cosas están pasando en la entidad. Entonces, yo auguro que vienen cosas muy buenas si la gente joven hace cosas como el Estudio de la depresión y La cena.

Sobre la obra de Yadira Torres, ¿qué te parece?
A mí me parece que es un discurso muy pertinente, pero me parece que no maneja completamente los elementos del teatro documental, me parece que estructuralmente no termina por armar las cosas, sin embargo el discurso es de primera importancia, pero hay que aclararlo, que no quede como un ámbito personal, sino que de lo personal vaya a lo universal, que es algo que sucede en Aguascalientes, como ella lo dice, y en todo el país.

¿Qué crees que le estén aportando estas dos obras, que ustedes seleccionaron hoy, al teatro nacional?
Sí, para empezar hay algo que para mí es importante, primero el discurso escénico es un discurso completamente lúdico, me parece que hay que convocar a más gente para acercarse a los escenarios y creo que estos dos trabajos invitan de manera muy clara la gente a acercarse, creo que este Estudio de la depresión le pega muy bien a gente muy joven, adolescentes y a gente muy mayor, y me parece que así está cumpliendo socialmente sobre un tema que también es importante y que normalmente lo tenemos como a un lado, porque es casi de la esfera íntima de las familias, sin embargo es un problema que se agrava socialmente a nivel nacional e internacional. ¿Qué aportan? Aportan frescura, honestidad, aportan estructuras narrativas de primera línea, entonces la narrativa también de La cena en Natalia me parece que corre riesgos y ese arrojo de ella me parece muy interesante, el arrojo que tiene contar con seis invitados que pueden hacer o no hacer cosas, que pueden modificar. Estuve preguntando y me dicen que además hay cambios y que hay un cumpleaños distinto cada día, entonces me parece que hay una inquietud por correr riesgos, yo creo que el arte que no correr riesgos está como domesticado, por eso me gustan estos dos.

Cuando el estudio de la depresión llega a Los depresivos de la sierra (Grupo musical en la obra), el público está completamente conectado y eso está resultando en algo que no es fácil de hacer, yo lo pienso y te voy a decir una cosa, yo he visto teatro no nada más en la Ciudad de México donde he vivido casi toda mi vida, he visto teatro en Europa, he visto teatro en Sudamérica, he visto teatro en Estados Unidos y la verdad es que el teatro mexicano está a la altura del mejor teatro mundial, en la misma proporción de cosas buenas y malas. He estado en Madrid y uno puede decir que el teatro mexicano es mucho mejor, pero siempre hay gente que es muy valiosa en todas partes. Yo podría decir, con riesgo de ser optimista, que él 20 por ciento del teatro en el mundo es muy bueno, y se cumpliría con ese porcentaje en esta muestra que hemos visto y lo otro, representa muchas cosas distintas y eso puede ser muy interesante, porque yo doy clases también en la escuela de cine del CCC y digo, en el teatro no somos ratones verdes, sí metemos los penaltis, a nivel internacional yo creo que está muy bien y creo que estos los trabajos son poderosos y sí aportan cosas importantes al teatro nacional.

¿Está obligado el teatro a narrar la violencia que vive México en estos momentos?
Obligado no, obligado yo creo que no lo está. Yo mismo he construido un par de espectáculos a partir de algo que a nivel personal creo es que necesitamos desarrollar, una estética de la violencia, porque en eso estamos viviendo, es una opción mía particularmente. Yo hice hace años un espectáculo que se llama Cómprame, qué son crónicas de la esclavitud sexual, esta trata de personas con fines de esclavitud sexual y entre las cosas que uno tiene que pensar, porque no soy el único que lo ha hecho por supuesto, porque ya somos muchos los que nos preocupa hablar de la violencia en este país, de hecho acabo estar también en la muestra de Guanajuato y las dos obras seleccionadas hablan de violencia contra las mujeres, una de feminicidio y la otra, la que ganó, especialmente de violencia contra una mujer que se ahorcó.

Es necesario hablar de esto para tenerlo presente, para despertar ciertas cosas. Lo que a mí me preocupa y es otra vez absolutamente personal, que este discurso no promueva la violencia, no reproducir la violencia es decir, si yo voy a hablar de la violencia sexual, lo último que quiero es que las actrices se sientan violentadas sexualmente, no exhibirlas como justamente lo que no queremos. Entonces creo que hay mucho que construir sobre esta poética de la violencia.

¿Por eso esta obra cumple? Yo veo como mucha vitalidad arriba, hablando de depresión…
Sí, pero ubicándolas bien, porque el problema de los dos muchachos es terriblemente duro. La metáfora de la mamá rinoceronte es terriblemente dolorosa. Sin embargo ellos lo están sacando, y me parecen que contribuye muy bien a que el público se conecte.

Los públicos, ¿cómo viste los públicos?, ¿jala público el teatro en Aguascalientes?, ¿cómo lo percibiste?
Mira, yo creo que sí, pero eso es algo que tenemos que trabajar en la ciudad de México y en todos lados, hace falta más política de públicos, en buenos aires, yo te puedo asegurar el teatro mexicano, cuando menos el teatro en la Ciudad de México, hay igual en calidad y en cantidad que en buenos aires. No podemos competir en cantidad de público. Sus salas siempre están llenas, todas están llenas y bueno, eso es algo que tenemos que trabajar en todas partes. He dado conferencia en Oaxaca en otros lugares y dicen es que la gente no entra y la verdad cuando eso pasa, me parece que el teatro también tiene que salir a buscar su público. Cuando el teatro está bien hecho la gente regresará a verlo. Cuando el teatro está mal hecho la gente no volverá a verlo.


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