El trabajo hace al compositor, no la inspiración: Samuel Máynez

Encuentro Violoncellístico de Aguascalientes

  •         Cuando me pongo a componer soy el hombre más feliz del mundo.
  •          Lanzó al mundo sus 90 estudios para violoncello.


Por Jorge Luis Heredia


Samuel Jorge Máynez Vidal, el compositor, es un hombre que raya en la timidez o incluso huraño, pero no antisocial. Inclina ligeramente su rosto hacia adelante, como si observara de reojo, como si estuviera calculando, aunque más parece perderse es su mundo del que es complicado provocar que salga, sobre todo cuando empieza a componer música. Pero sale. Parece que arrastra las palabras, pero es afable, muy atento y seguro de sí mismo.

Samuel Máynez Vidal. Compositor.



Está de fiesta. Y no es una fiesta cualquiera, lanza al mundo, desde la Galería Manzo de la Casa de la Cultura de Aguascalientes, sus 90 estudios para violoncello desde la editorial Boileau. Se dice sencillo, pero es el resultado de un intenso trabajo y para el trabajo Samuel no tiene tregua. Lo vigila la imagen de su Madre a cada instante, so pena de otra regañada. No para, de hecho, a la hora de la presentación anuncia que ya llegó a 135 estudios, pero había que detenerse, hacer una pausa para poder publicar esta primera obra.
Mario Ríos. Interpreta a Samuel Máynez.

Pero no son cualquier clase de estudios. Se trata de una ruptura en enseñanza del violoncello, “en contra de la resistencia y a favor de la música y la expresión”. De hecho, su gusto por el trabajo, y por los retos, le hizo decir un día que sí a Iñaki Etxepare, a quién le encantó su música y para quien Samuel compuso el primer estudio de esta colección. No ha parado.

De hecho, esta presentación está muy ligada al español o, más bien, al vasco Etxepare. Han hecho equipo, un poderoso equipo entre el compositor y el intérprete. No es casual, son genios de la música que no solo coinciden en este planeta, también coinciden con el tercer Encuentro Violoncellístico de Aguascalientes impulsado por otra guerrera de la música, la cellista de Aguascalientes Margarita Benavides.

El estreno es de estudios, sí, pero en realidad son música para escuchar, para disfrutar antes que nada y están en http://violoncello.pro/, para todos, para estudiantes medios y avanzados o para todo el que quiera escuchar música elaborada por Máynez e interpretada por Etxepare.

En este marco, después de firmar autógrafos con una pluma que se resiste, Samuel Máynez acepta la entrevista para el blog Fin de Semana y aquí está, completa y breve.

Vi que algunas personas sollozaban con su música… Me impresionó y por ello quiero preguntarle ¿Cuál es el proceso creativo en la obra de Samuel Máynez?
Antes que nada, la obra lleva intencionalidad, no tanto inspiración. Yo siempre retomo una obra que ya existe, y con ella empiezo a trabajar lo que corresponde a lo mío. He tenido facilidad para la improvisación y me gusta mucho improvisar, de ahí creo que me brota mucho material, de repente también tengo allí arriba una señal vía satélite que de repente me caen temas directamente a la cabeza y los escribo. A veces voy por la calle y busco papel… Entonces digamos que ese proceso, con relación a algunos temas de los conciertos, fue la obtención de ciertas temáticas, que yo ya las tenía compuestas, un poco más frías y otras vienen de allá arriba, ni modo, me las manda diosito, y otras yo tengo que esforzarme a trabajar, entonces hay veces en las que creo que yo me estoy esforzando y a veces a la gente le gusta, a veces no, cambia mucho la apreciación. Sí, me ha pasado en el castillo de Chapultepec, después de un concierto, como cinco personas que llegaron llorando, ¿pero por qué?... “Nos conmovió tu música”. Me da gusto si yo puedo llegar a tocar almas, pues me gusta, la música es una expresión, la más sublime, como decía Beethoven.

¿Es lo mismo para ti componer esas obras que Dios te manda o que te esfuerzas en componer que aquellas cuando tienes una intencionalidad pedagógica?
Bueno, eso enfría un poco las posibilidades expresivas porque tienes que hacer una fusión entre la organología del instrumento, las posibilidades y todo. Yo nunca he creído en lo que tiene que ver con transcripciones, cambios de tono, música que está hecha para determinado instrumento que sea tocada por otro instrumento, en eso he sido muy tradicionalista, no creo en los famosos arreglos. Para mí un arreglo se convierte en un desarreglo, se tiene que considerar que el autor piensa en todo, es muy difícil que diga que va a hacer un arreglo de una obra de un Huapango de Moncayo, no existe eso, la obra que va a salir va a ser mucho peor que la original. Eso va a ser un desarreglo. Las obras hay que tomarlas en sus versiones originales, creo que no es casual en el tono en que se le ocurrió a la persona que la compuso, en los instrumentos que se le ocurrieron, todo es pensado.

Me llamó mucho la atención el sábado que dijeras que una de tus obras tenía un sentido nacionalista. ¿Todavía existe el sentido nacionalista en la música?
El nacionalismo es cuando algo suena del país, no entendido por cuestiones políticas. Yo creo que algo que suena a México suena a nacionalismo. Algo que se puede plasmar que suene mexicano, por ejemplo aquí en el caso de los estudios, yo no lo puse, desgraciadamente ese video todavía no lo ha subido el productor del estudio que mañana va a tocar uno de los muchachos que mañana estarán aquí, que además está tocando muy bien, Mario Ríos, el que está dedicado a Pierre Fornier, pues se oye a México, haga de cuenta que está oyendo tocar el cello al mismo tiempo que Usted abre la puerta del Tenampa, allá en Guadalajara, a eso lo llamo nacionalismo, un tipo de música que aunque tenga características barrocas, clásicas, de repente suena nacional. Por ejemplo, en el concierto número 1, no sé si lo notó Usted, de repente el tercer movimiento suena a México, aunque está sonando música barroca suena a México.

Bueno, el jarabe tapatío suena nacional porque lo hemos escuchado mil veces, por eso me queda la sensación de si la música es nacional.
Bueno, claro, sí, pero la apreciación más directa y el gusto, lo tienen las gentes que lo saben aquilatar y se supone que un jarabe tapatío lo aquilata más un mexicano que un chino, está en sus raíces. Lo que dices es cierto, ese asunto de que un extranjero no puede tocar bien la música nacional, mira este señor (se dirige a Iñaki Etxepare) sabe interpretar de maravilla los jarabes y los huapangos y ya no te digo de la última grabación de los tangos, que se ha tomado su tiempo de especializarse en cómo saber tocar tangos, entonces eso de que tiene que ser mexicano para tocar bien los jarabes, pues no.

¿Qué hace a un compositor? ¿La disciplina? ¿La conexión que tienes con Dios, esa espiritualidad de que me hablabas? ¿Qué hace a un compositor y a un compositor prolífico como tú?
La verdad es el trabajo. Si uno trabaja a través de la inspiración, pues realmente tendría muy poca producción, porque la inspiración se da muy pocas veces y desgraciadamente creemos que los compositores funcionan a base de inspiración y yo creo que no. Es un trabajo arduo, constante, el amor que tenga uno a lo que hace. Yo, por ejemplo, cuando me pongo a componer soy el hombre más feliz del mundo y hay veces que también soy pedagogo y tengo que estar dando clases, y eso me consume mucho tiempo, pero ese es el chiste, cuando yo puedo me agarro mi sábado, bueno, en la ciudad de Mazatlán me pongo mi short, mis huaraches y me paso todo el fin de semana componiendo como el hombre más feliz del mundo. Es como un viaje a otro lugar, y así, gracias a ese procedimiento, tengo una producción importante y no nada más de música para violonchelo, para todos los instrumentos.

Me llama la atención el hecho de que mencione a su Mamá (en la conferencia),  percibo que cuando está hablando, cuando está componiendo, siempre está ella.
Mi madre era una gran directora de orquesta, no es porque fuera mi madre, fue la primera directora de orquesta que hubo en México y una pianista muy excepcional. Como pedagoga también, muchos años estuvo en la Universidad, casi 50 años en la Escuela Nacional de Música en la Ciudad de México. También fue mi maestra de piano, me ponía unas regañadas tremendas... En relación a eso sí, sí lo siento en muchos momentos de mi vida, aunque ya falleció hace muchos años, todavía continúa, todavía está conmigo.

¿Y su nombre es…?
Pilar Vidal.


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