Del tejido al arte abstracto, el salto de Rosa Velasco


  •          El artista tiene qué ser totalmente honesto porque si no, deja de ser arte lo que hace.


Por Jorge Luis Heredia


Rosa Velasco



Llovió y granizó ayer en el centro de Aguascalientes y los “jefes” nunca llegaron a inaugurar la exposición de Rosa Velasco en la Ex Escuela de Cristo. “Iba a ser inauguración, pero fue apertura”, dice sonriente y atento uno de los vigilantes. Muchos lograron llegar, sin lanchas especiales ni vehículos blindados, es más, ni siquiera un paraguas de protección. Y llegaron. “Yo tengo la culpa, dice Rosa, porque cada vez que expongo, llueve. Incluso envié mi obra a Chile, no fui yo, pero llovió”.
Rojo y azul

Rosa Velasco platicando con la gente. Tiene una voz clara. Nítida. Fuerte. Su presencia es fuerte. Menos gente, cierto, pero más posibilidad de platicar pausadamente. De ver, de escuchar, de convivir. De saludar. Explica sus gobelinos, los tapices que, me aclara, no hace desde hace seis años cuando de pronto, así como su cuadro de Tiempos de crisis, se vio con la dificultad de seguir tejiendo sus obras.
La ira del destino.

Empezó a perder el movimiento, su destreza manual y le surgió la pregunta inevitable, “¿Qué voy a hacer?, invéntate algo que no te demande tanta destreza manual, ni tanta fuerza, ni tanto compromiso físico”, entonces se le abrió el mundo, su propio mundo, el mundo actual de Rosa Velasco y se volvió abstracta, corta el papel con sus manos y lo convierte en obras divertidas, alegres, de fiesta, de música y de luz. Al final de cuentas, dice, la enfermedad le permitió reinventarse.

Sí, sé que me pidió que no hablara de su enfermedad, y no hablaré de ella, pero sí es preciso que se sepa que esta mujer es una fortaleza en marcha, una fortaleza que no se queja, y que sus palabras nacen del alma, de alguna parte del alma donde ya no existe el miedo, de donde se puede incluso ver la vida con paz, al menos eso transmite, paz, paz aderezada con alegría y diversión.

Lo que nos muestra Rosa Velasco no es otra cosa que su transición, de aquellas obras tejidas que hacía, que se quedaron atrás como una muestra creativa de su capacidad artística, hasta las piezas abstractas donde utilizando papel va construyendo ese mundo, pedazo a pedazo. Un mundo que siente y que vive en cada acto de su vida, en cada uno de sus viajes.

Allá una obra con ocres inspirada en una visita a Marruecos. Le pregunto si alguna de sus obras lleva a Aguascalientes en su interior, ciudad que ha visitado cinco veces, dos para exponer su obra y no lo duda, es posible que sí, dice, es posible que Aguascalientes se encuentre de alguna manera en mis obras. Y se le ilumina su rostro cuando habla de Aguascalientes.

El artista se expresa con arte, y el arte no tiene límites. Y quienes acudimos anoche la Ex Escuela de Cristo, nos dimos cuenta que tampoco Rosa Velasco tiene límites. Y lo que espera de la gente que se acerca a su mundo, dice, simplemente es que le guste, pero si no le gusta, pues es totalmente válido, “a mi no me gusta todo el arte que veo, hay cosas que me llegan directamente al corazón o a ciertas cuerdas que tengo adentro que me mueven. Y digo ¡guau!, qué es esto, me llegan…”

Pero es muy clara cuando dice que si a la gente no le gusta su arte, lo va a seguir haciendo de todos modos, porque “siento que si cambio ya no sería una artista honesta, y el artista tiene qué ser totalmente honesto porque si no, deja de ser arte”, dice sin enredos. Y ya entrada pues se refiere al hecho de que los medios de comunicación tienen casi la totalidad de su tiempo dedicado a la nota roja en la que se ha convertido la vida nacional y el arte se ha quedado de lado.

“El arte y la cultura es algo que puede transformar al mundo y realmente lo puede hacer, el arte transforma a los ciudadanos, pero creo que el gobierno no quiere transformar a los ciudadanos en gente más sensata, más honesta, más sensible, más preparada. Digo, sí hay inversión, pero muy limitada, aquí hay una excelente orquesta sinfónica, muchas galerías, muchos museos, por eso me gusta tanto Aguascalientes. Aquí me gusta la gente, me siento contenta, me gusta que haya tantos museos. Hay exposiciones y la gente va”.

Afuera sigue la lluvia, muy ligera eso sí, la noche está de fiesta, recibe con cariño la obra de Rosa Velasco. Y justo antes de dejar el museo, observo detenidamente la obra de Desierto-infinito-desierto, hecha de algodón, henequén y madera. Paz. La obra transpira paz y amor, como toda la obra de esta guerrera del arte, Rosa Velasco Ruiz.


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