No negamos el teatro viejo, pero sí nos damos la oportunidad de descubrir cosas nuevas: Roberto Martínez Belmont
Entrevista con el elenco de la
obra de teatro Dolor Izquierdo
- Creo que el teatro en Aguascalientes sí necesita un cambio. Me parece que a pesar de que hay mucha gente que hace teatro, no hay una comunidad artística que se una y que diga vamos a hacer algo todos juntos: Diana Malagón
- El teatro te modifica completamente, porque quizás no sé, tienes una rutina y llegas a tu casa a hacer tal cosa, pero hay un cambio en ti: Carolina Silva
- Yo personalmente me muevo más desde el amor. Y estoy segura que de cien personas que la han visto, por lo menos una se ha ido pensando que, ah, claro, la cosa es como más amorosa: Mariana Hernández
Por Jorge Luis Heredia
La obra es electrizante.
Quizás un poco más porque el público es una sola fila de veinte personas que
prácticamente dialoga con las actrices en escena. Carolina Silva sonríe, pero
atrás de la sonrisa existe una especie de pantalla de dolor, no cualquier
dolor, sino el dolor que mata. Y luego a la sonrisa se une el aderezo de una rugiente
esmeriladora y un cuchillo de carnicero pegado a la muñeca de Diana Malagón con
cinta canela, con el afán de que cuerpo y cuchillo sean uno. Y aquello no es
otra cosa más que una pequeña muestra de la violencia de la que está repleta
nuestra ciudad de gente buena, pero al final, un halo de cariño invade la sala,
un rayo de valor emerge entre las luces y sombras del teatro Leal y Romero,
escenario de Dolor Izquierdo.
Dolor Izquierdo en el escenario teatral de Aguascalientes. Foto: Cortesía de Diana Malagón. |
Dolor izquierdo derrama
sentimientos, esos sentimientos ocultos que parece ser que casi nadie es capaz
de explorar y de expresar. El tan temido y doloroso te juro que ahora sí va a ser diferente y que entra a la mente y
quizás al corazón, no porque convenza a nadie, sino por una extraña necesidad
de creer lo increíble, de apalear la soledad. Las actrices de Dolor izquierdo,
Diana Malagón, Carolina Silva y Mariana Hernández, saben que al final del día,
el machismo persiste como una filtración que no se sabe exactamente de dónde
proviene, pero existe y entonces las mujeres, los cuerpos de las mujeres,
vuelven a ser contenedores de tetas y
nalgas.
Dolor izquierdo es la obra de
teatro con la que Diana Malagón, Carolina Silva y Mariana Hernández obtienen el
grado de licenciadas en teatro por la Universidad de las Artes y ya están en el
escenario teatral de Aguascalientes, con llenos completos los jueves de
septiembre, octubre y noviembre. No vienen solas, en la dirección está Marcos
Vieyra con lo que parece ser su grito de guerra contundente, poderoso, radical, y como su asistente, un joven actor
y ahora en la dirección que busca descubrir nuevas formas de contar historias,
Roberto Martínez Belmont. Solicito entrevista con el elenco de Dolor izquierdo para Fin
de Semana y aceptan, sin Marcos Vieyra, con quién será cuando deba ser,
por ahora es justo cerrar la temporada de Dolor izquierdo.
¿Quiénes
son ustedes después de esta obra?
Diana
Malagón. Tal vez voy a contestar esta pregunta con otra experiencia
que me conecta con esta. Recuero que un día, las tres estábamos dando una clase
en el Cereso y les pedimos a nuestras alumnas que nos hicieran un dibujo de
ellas y es pedimos que nos dijeran quienes eran ellas en su pasado, en su
presente y qué esperaban en su futuro. Y recuerdo que hubo una mujer que
mencionó que ella había sido la misma que había sido antes, pero con
aprendizajes distintos. Y yo creo que eso somos nosotras, seguiremos siendo
nosotras, pero con un cúmulo de tantos aprendizajes que tuvimos aquí en nuestro
montaje de titulación y yo estoy muy agradecida de haber tenido este tipo de
montaje y que creo que me detuve a pensar quién era yo y dónde estaba parada y
hacia dónde quiero ir, este tipo de experiencias te hace reconocer los errores
que has tenido y probablemente eso te ayude a no volver a cometerlos.
Mariana
Hernández. Creo que después de esta, como dice Diana, soy la misma
persona, pero ahora me muevo más desde el amor, desde la paz, de estar bien con
el otro, de encontrar el amor. Después de esto entiendes muchas cosas, porque
es un trabajo muy humano, es un trabajo que viene de nosotras, de nuestros
dolores, de nuestros gustos, de nuestros placeres, de nuestras culpas.
Carolina
Silva. ¿Quién soy después de dolor izquierdo? …Creo que soy una
persona que intenta escuchar, que creo que cada vez me estoy reinventando, creo
que he aprendido muchas cosas, que he descubierto muchas cosas que tal vez
estaban ahí y no las lograba ver. Ahora creo que tengo como muchas enseñanzas
de muchas personas y no sé, creo que en mi presente están como estas cosas que
resuenan en mi cabeza, como dice el texto, de mis compañeras, que a pesar de
que estuvimos cuatro años juntas, este proceso nos hizo como encontrarnos de
verdad. Qué cambió, más claridad, encontrar, quizás como dice Mariana, este
acercamiento más a lo humano, más a estar con el otro, escucharle, mirarlo a
los ojos, tener un contacto sincero.
Diana Malagón, Carolina Silva y Mariana Hernández en Dolor izquierdo. Foto: Cortesía de Diana Malagón. |
Creo
que de pronto logran que el público sienta una cierta ansiedad, un cierto dolor
y luego sacan cuchillos y esmeriles… ¿No es demasiada violencia?
Mariana. Yo
creo que no, porque lo resignificamos. Tiene un significado para nosotros, no
lo usamos con el fin de demostrar violencia, pienso que es todo lo contrario.
Por ejemplo, el cuchillo, habla del pasado, de que somos porque tenemos un
pasado, entonces esta cosa de partir, de seguir… Los esmeriles, yo creo que
tiene una resignificación hacia los objetos, pero para mí, el esmeril no lo veo
como todo violento, todo agresivo, pero es esta cosa de cortar estos lazos que
te dañan, que te atan, que te atrapan, que no te dejan avanzar, entonces yo lo
veo como violento, a lo mejor visualmente impactante, no violento, o al menos
eso es lo que queremos mostrar, creo que nuestro fin no ha sido la violencia.
Diana. Creo
que las primeras palabras que escuchamos de nuestro director al llegar de
México fue que él trabajaba con tres plataformas, que era lo contundente, lo
poderoso y lo radical, y nos pidió que hiciéramos unos ejercicios a partir de
cosas que nos movían muy particularmente a nosotras y tenían que tener estas tres
plataformas y resultaba que no llegábamos a ser completamente contundentes y no
me refiero a que solo el ver una herramienta de ese tipo en escena resulta
contundente, porque sé que no funciona así, sin embargo creo que la obra entera
es la metáfora en donde a pesar de que estemos hablando del amor, no podemos
hablarlo sólo de un lado y creo que eso es lo que hacemos, tratamos de mostrar
ambos lados. Creo que ambas cosas, lo bello y lo no tan bello, en escena
funcionan muy bien. También recuerdo a un maestro que tuvimos en la
Universidad, Salvador Lemis, que él nos decía que siempre debería haber algo
bello dentro de lo que no fuera tan bello y viceversa, creo que eso es lo que
tratamos de hacer en esta obra, porque no creo que estemos mostrando la violencia
por la violencia.
Fueron
cuatro años de preparación para hacer teatro y déjenme preguntar, vi llanto en
Ustedes, ¿fue porque la obra les pegó más allá de lo que esperaban o actuaban
sólo por su preparación, porque son profesionales?
Carolina. Pues
es que juegan las dos cosas. Obviamente en lo que hacemos hay una preparación,
hay una técnica, todas esas herramientas que tenemos, pues que aprendimos en la
escuela y sí, sí está esta cosa personal con la que nos enfrentamos.
Diana.
Bueno, voy a hablar desde mis referentes más cercanos que son Marcos Vieyra y
su asistente de dirección Robin. Recuerdo en prácticamente todos los ensayos,
que las emociones también se entrenan y tuvimos entrenamiento de todo tipo en
este montaje, corporal, físico y de emociones y creo que durante toda la
carrera hemos entrenamos nuestras emociones. Creo que eso no importa tanto a la
vista del espectador, no importa saber qué tan real es lo que, bueno no digo
que no importe, si saben que es verídico el hecho de que la persona dejó a esta
mujer, creo que no importa tanto saber si es verdad o no, sino saber qué tanto
logró conectar con el espectador. No es ponerte a averiguar si eso realmente le
pasó a la actriz o si todo eso lo escribió un dramaturgo que se quiso
especializar en el tema de la mujer, entonces creo que eso no debería influir
tanto, sino en saber qué tanto se logró conectar con la gente.
¿Qué
función tiene el teatro aquí en Aguascalientes?
Diana. Creo
que es una pregunta que yo me hice durante toda la carrera, siempre me
cuestionaba mucho y yo decía a algunos maestros, si el teatro se termina, a mi
parecer, la vida va a continuar, la gente no va a dejar de trabajar, van a
seguir teniendo hijos, absolutamente todo va a seguir igual. Creo que sí podemos
cambiar nosotras, podemos cambiar a las personas más cercanas, posiblemente
nuestras familias a partir de que empezamos a estudiar esta carrera, que se
acercan un poco más tal vez al teatro, por ejemplo, mi mamá empezó a leer mucha
poesía desde que yo estoy en la carrera y eso es algo que a mí me encanta.
Mariana.
Después
de esto, yo personalmente me muevo más desde el amor. Y estoy segura que de
cien personas que la han visto, por lo menos una se ha ido pensando que, ah,
claro, la cosa es como más amorosa. No tengo por qué violentar al otro, no
tengo derecho de violentar al otro. Aunque sea una sola persona, pero logramos
hacer como ese cambio. Pienso que aquí, somos siete personas, todos los jueves
dando función y estoy segura que nosotros siete somos un antes y un después de
dolor izquierdo y también estoy segura que las chavas que nos ayudan, aunque
sea un porcentaje muy chico a comparación de nosotras, sí existe un cambio y a
lo mejor no es indispensable, pero sí es necesario.
Carolina. Te
modifica completamente, porque quizás no sé, tienes una rutina y llegas a tu
casa a hacer tal cosa, pero hay un cambio en ti, le respondes diferente a tu
marido, la verdad que sí cambia.
Diana. Creo
que tu pregunta iba hacia Aguascalientes y creo que eso también es otro de los
puntos que yo toco muy a menudo cuando quiero referirme un poco al teatro, creo
que el teatro en Aguascalientes sí necesita un cambio. Y no estoy afirmando que
esta obra en específico va a revolucionar el teatro en Aguascalientes, porque
no es así, pero sí me parece que a pesar de que hay mucha gente que hace
teatro, no hay una comunidad artística que se una y que diga vamos a hacer algo
todos juntos y eso es algo que no está muy padre…, que haya música, que hada
danza, que haya teatro, pero que siempre sea como la danza, el teatro y la
música y no exista una conexión más cercana entre estas disciplinas, creo que
todavía falta que en Aguascalientes crezca más el arte y la cultura y hasta el
público, porque el público estará acostumbrado a ver cierta clase de teatro,
vienen funciones del DF que se presentan en el teatro Aguascalientes, se
presenta La Columna, hemos participado en La Columna, no estoy hablando mal de
La Columna, sin embargo creo que el público está muy acostumbrado a este teatro
y me parece que sí debería evolucionar y aunque creo que va un poco lento, sí
va a cambiar.
¿Qué
le están aportando al teatro Ustedes, como profesionistas egresadas?
Carolina.
El
encuentro con el otro, como lo mencionamos en la obra, voy a citar, que esto no se
quede nada más aquí, en una sala, que vaya más allá, no modificamos a las
personas completamente, pero se llevan algo. Voy a citar a mi compañero Robin
que decía que las personas no se escuchaban, a veces las personas pasamos por
cualquier lugar y a lo mejor estás tan metido en tus cosas que a lo mejor no te
comunicas con esas personas, entonces creo que eso pasa mucho y creo que eso
estaríamos aportando, como un acercamiento.
Mariana. Yo
personalmente pretendo aportar amor, mucho amor y sensibilidad hacia el otro,
eso es lo que me interesa aportar al teatro.
¿Por
qué la gente tiene que venir al teatro, ahora que la gente tiene muchas ofertas
artísticas, semi artísticas y no artísticas y por qué a su obra?
Diana. Creo
que tienen, no es una obligación el que estén aquí. Ni que asistan a otros
eventos artísticos, creo que es algo que debe nacer en cada uno y ha sido muy
curioso que el público que tuvimos alrededor de esta temporada, la gente que
venía ni siquiera era gente de la universidad, ni de las Artes ni de la
Autónoma, y eso nos parecía muy extraño porque por lo regular siempre haces
teatro para gente teatrera y para la gente de este círculo, y por eso era muy
interesante ver a señoras que probablemente venían caminando por Carranza,
veían el cartel y decían, esta obra me llama a atención y entraban. Yo tuve la
oportunidad de entrevistar a una mujer que vino y ella pensaba, por el nombre
de la obra, que íbamos a hablar sobre infartos y, bueno, en realidad fue
padrísimo, porque ella ha de ser una mujer que ha de tener unos setenta años,
más o menos, y me dijo que estaba muy agradecida con este tipo de propuestas,
donde los hacíamos sentir que como publico tenían una responsabilidad, y tenían
que generar una postura a partir de lo que nosotros les proponíamos. Creo que
sí ha sido de una manera como muy orgánica la gente que ha llegado aquí, no
hemos tenido que acarrear a nadie para que vengan y es algo muy interesante.
Creo que deberían venir porque se van a encontrar con una experiencia que les
va a hacer encontrarse a ellos mismos, que va a ser entrar a su pasado, en una
experiencia que hayan tenido y probablemente salen de aquí, de la función y
llegan a su casa y tal vez en algún momento sepan qué hacer con todo esto que
les movió la obra. Creo que con eso se toparían si vienen a verla.
Roberto
Martínez Belmont, asistente de dirección. Falta un poco mencionar
las ideas que tiene Marcos Vieyra, digo Marcos tiene haciendo como diez años
biodrama y fue curioso como el Estudio de
una depresión, es también un biodrama. Cuando me invitaron a trabajar con
él fue bello coincidir en la idea que tenemos del teatro, definitivamente
Marcos está muy loco, hay cosas que yo no haría. Marcos tiene esta cosa de
contundente, poderoso, radical, que también es una suma para mí para accionar
el teatro, entonces sí fue bien bonito poder coincidir con él y con las chicas,
es grandioso poder estar compartiendo la escena con alguien con el que puedes
coincidir, con alguien con el que puedes chocar, pero finalmente se pueden
hacer cosas. Creo que Marcos me dio la oportunidad de experimentar con las
chicas, es un director muy abierto, y me dijo yo no quiero que vayas a la
tienda por los chiles, yo necesito a un asistente que me ayude también a
articular mi mente y que me diga esto no, esto sí, me dio la oportunidad de ver
el teatro desde la dirección, siendo su asistente.
¿Están
haciendo como tendencia de un nuevo teatro en Aguascalientes?
Roberto. No sé
si tendencia, no, yo creo que más bien las nuevas generaciones estamos como
hambrientos de hacer cosas nuevas, no negando el teatro llamémoslo viejo, no
despectivamente, no negándolo, pero sí dándonos la oportunidad de descubrir
cosas nuevas, para mí, es como una locura estar en el Estudio, que no es como un obra tan convencional, no tiene una
estructura aristotélica, es como lo diferente que puede tener el Estudio, estoy viendo el otro proyecto
que es El Tambor, que es otra cosa
como completamente diferente y esto que tiene Marcos, pero también es sabernos
que no estamos descubriendo el hilo negro ni las cosas nuevas en
Aguascalientes, seguramente se han hecho estas locuras y más. El punto es como qué
es lo que quiero hacer, qué necesidad tengo, y cómo lo quiero contar, yo creo
que son como las preguntas que ahora los jóvenes tenemos para poder abordar
nuestro nuevo teatro, nuestro, no el nuevo teatro. Para mí fue una sorpresa
decir, ah, caray, estamos haciendo biodrama sin saber que Vivi Tellas en
Argentina está haciendo biodrama desde hace quince años y pensar que
Stanislawky, su estudio, realmente es biodrama, no estamos inventando nada, pero
cómo lo hago yo, cómo lo reinvento yo con estas nuevas herramientas, con la
tecnología, con nuevas teatralidades, creo que eso es lo interesante.
Fin de temporada de Dolor izquierdo de Marcos Vieyra y como resultado, nuevas licenciadas en teatro. Foto: Cortesía de Diana Malagón. |
Para
cerrar ayúdame, ¿ahora el público es más complejo? ¿Quiere teatro más complejo?
Roberto. Pues
yo creo que sí, todo se va complejizando, justo creo que también ha habido una
evolución. Haré como un comentario muy escueto, quizá, pero veía un video de
cómo eran los gimnasios en los cincuentas y las máquinas eran completamente
diferentes, quizás las necesidades en ese momento eran otras, ahora las
necesidades del teatro creo que también son otras, son diferentes, creo que sí
necesitamos contarnos las historias de diferentes maneras, creo que la gente
por fin apagó la televisión, porque la televisión ya no estaba dándole lo que
necesitaba, entonces yo creo que sí, bueno, no sé si más complejo, yo diría le
gente necesita ver en la escena menos teatro, más vida y más honestidad.
findesemana.ags@gmail.com
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Fin de Semana, La voz cultural de Aguascalientes, agradece su preferencia y le invita a compartir con nosotros sus comentarios en torno a la cultura de nuestra entidad, que alguna vez desearíamos ver con menos nota roja y con más, mucha más cultura, y, como diría la pintora Rosa Velasco, con gente más sensata, más honesta, más sensible. Sea, pues.