Ya no busco la perfección, sino disfrutar lo que hago: Ildefonso Cedillo


  • Estoy convencido, dice el hombre del violoncello, que llegué a la orquesta más hermosa del mundo: la OSA
  • Es una vergüenza que no se llene el teatro, por el tamaño y por la cantidad de gente que hay en Aguascalientes


Por Jorge Luis Heredia

En su hogar se respiraba música. Olían música. Vivían con música. Y mucho me temo que más de una vez desayunaron, comieron y cenaron con música, absortos en sus ensayos y quién sabe, presiento que muchas veces soñaron con música. El padre, Ildefonso Cedillo Rodríguez, violinista y director de orquesta. Su mamá, Julieta Blanco y Naya, pianista. Su hermano, Francisco, violista y director de orquesta. Su hermana, Julieta, flautista. Y, aun así, la vida es tan caprichosa que es probable que Ildefonso hubiera sido, por ejemplo, un flamante piloto aviador, pero la falta de dinero y que no es fácil escapar al destino, se hizo violonchelista.



Ildefonso Cedillo, con la mejor orquesta del mundo, la OSA. Foto: Fin de Semana.

Su espíritu estaba alineado con el universo, de tal manera que ese hombre fue uno de los pocos mexicanos privilegiados en ser aceptado en la prestigiada Juilliard de Nueva York, aunque la página de la Universidad Autónoma de Puebla diga que Horacio Fernández Vázquez es el primer poblano que estudiará allá. Me temo que la Autónoma no está bien informada: Ildefonso Cedillo, el hombre que vivió entre música y entre músicos, estudió hace varios años en Juilliard con la maestra del violoncello Zara Nelsova. Y que quede claro, Cedillo nació en Puebla.

Sí, así es la vida, caprichosa o al menos poco comprendemos los hilos que se mueven para que las cosas sucedan. Un día, de esos días que no son cualquier día, Ildefonso sintió la necesidad de terminar con la soledad, con su propia soledad, y cambió el curso de la historia. Decidió dejar Puebla para seguir a su hijo, que para entonces vivía con su mamá en Aguascalientes. Sí, dejó Puebla, pero nunca, nunca de los nuncas su violoncello. Ildefonso Cedillo es uno con el violoncello, al que le dedicaba horas y horas para perfeccionar cada nota, cada matiz y, por esos hilos que parecen mover el destino a su antojo, llegó finalmente a la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes (OSA).

El perfeccionista, el hombre del violoncello Ildefonso Cedillo, ahora con más de 35 años como profesional, quedó perplejo cuando escuchó a los músicos…, ¡encontró excelencia! “¿Qué es esto?, ¿todos tocan así?, qué barbaridad, ya me voy de aquí…” pensó y sí, ellos eran sus compañeros y había excelencia en cada uno… Seguramente habría sido aceptado como violonchellista en cualquier orquesta del mundo, pero vino a la OSA y no, no se le observa ni pizca de arrepentimiento, más bien un orgullo sentido de pertenecer a una de las mejores orquestas de México.

Pero no nos engañemos, dentro de la excelencia que es la Orquesta, se encuentra Ildefonso Cedillo que, en esta primera temporada de conciertos 2019, fue solista en la apertura, donde tocó Concierto para violonchelo de Camile Saint Saëns…, y vualá, ha sido el concierto más concurrido y con el aplauso más intenso y emotivo. Y, sin embargo, él mismo reconoce que el teatro debería estar lleno cada fin de semana, pero no muchos en Aguascalientes saben lo que tienen y quizás por eso prefieren llenar los centros comerciales para adquirir pantallas y ver algo que les llene el espíritu que por supuesto no encuentran y que sin embargo, deberían saberlo, parte de lo que buscan se encuentra en el acto casi milagroso de los viernes en el Teatro Aguascalientes, donde se respira, huele y sabe a música.

Y con él, con Ildefonso Cedillo, Fin de Semana, la voz cultural de Aguascalientes, obtiene una entrevista exclusiva para sus lectores, que reproducimos enseguida.

El gran salto de la perfección al disfrute. Foto: Fin de Semana.

¿Qué hay adentro de ti que estás ligado a la música?
…Es una pregunta un poco complicada porque como que hay muchas respuestas. Tendría qué decirte que desde mi nacimiento estoy ligado a la música porque mis padres son músicos. Entonces, es parte de mi alimentación desde bebé. Mi papá violista, violinista, director de orquesta y mi madre pianista, solista. Precisamente por eso se conocieron. Es lo primero que me liga a la música. Después, empezar a ser instruido en la música por mis padres, al igual que mis otros dos hermanos. A los siete años ya íbamos al conservatorio al coro de niños, obviamente algo que nos gustaba, porque teníamos amigos de los mismos hijos de los músicos. El año siguiente nos dijeron que si queríamos seguir en el coro teníamos que elegir un instrumento. Algunos se fueron y otros nos quedamos, lo que sí aceptamos tomar un instrumento. Los papás de antes fueron construyendo y metiendo a sus hijos en la música… Cuando me di cuenta, estaba tan adentro que ya no había vuelta atrás. Sí había estudiado la secundaria, había estudiado la preparatoria… Y después ya no había más. Yo le decía a mi papá “es que yo quiero ser piloto”, me decía, “no, es una carrera muy cara, no tenemos dinero”. Y es que nunca fuimos una familia…, desahogada plenamente de dinero, no. Mis papás hicieron un esfuerzo para darnos lo mejor siempre. Entre que a fuerza, que por obligación, que quién sabe qué, un día yo me di cuenta de que me gustaba lo que hacía. Ya no estaba yo resentido con mis papás por haberme obligado, yo empezaba a disfrutar lo que hacía, porque además empezaba a tener éxito tocando el chelo, ya me programaban de solista y ganaba, entonces eso me fue llenando de ganas de querer más. Y sí, era yo muy disciplinado y muy estudioso, tal vez de las pocas virtudes que pueda yo tener. Fui muy estudioso…

¿Y eso lo aprendiste de tus padres?
No, es algo que llevas tú. Es algo que se me dio. Te voy a platicar una anécdota. Siempre fui un mal estudiante en la escuela. Cuando estuve la primera vez en la prepa, te digo la primera vez porque la primera vez no pasé, porque mi papá me dijo “tienes que hacer la preparatoria” y fue de las pocas cosas a las que le obedecí. Cuando entré al Colegio de Bachilleres a hacer la prepa, en el tercer semestre yo ya debía tantas materias, que en los semestres que faltaban era imposible que yo terminara la prepa. Me la pasaba jugando basquetbol, porque el deporte siempre me gustó mucho. Entonces, cuando me di de baja de la prepa, cuando me dieron los papeles y todo, llegué a mi casa y mis papás se enojaron, mi papá casi me mata, estaba como loco, furioso, obviamente nunca he sido golpeado y entonces mi salida fue “es que ya decidí que voy a ser chelista”. “Más te vale, dijo mi papá, que te dediques al chelo porque si no te vas a arrepentir”, pues no me quedó de otra… Tuve que ponerme a estudiar en serio, como yo había dicho y en ese lapso fue que empezó la carrera de Poncho Cedillo, porque esas horas de estudio comenzaron a dar fruto. Mi papá empezó a moverse mucho con sus amigos directores, que me escucharan para poderme programar, empezando por Benjamín Juárez Echenique. Ahora es decano de la Universidad de Boston, del departamento de música. Luego el maestro flores que después fue una importante figura en mi carrera, siempre programándome, en cada orquesta que tuvo me llevó de solista. El maestro Herrera de la Fuente, como un segundo padre, con un apoyo incondicional y dándome una educación de primera clase, digo, Herrera de la Fuente, el director más poderoso que ha habido en México…, más que Chávez.

Digamos que tienes casi cincuenta de estar en cercanía con la música, como estudiante…
Casi cincuenta, yo tengo ahorita… Creo que tengo 55, no me acordaba de mi edad, soy de noviembre del 63… Hace poco celebré 30 años de carrera, pero de carrera profesional.

¿Qué significa en este momento la música para ti?
Bueno, cuando me haces esa pregunta, mi pensamiento dice este es mi trabajo. Si me preguntas, el chelo, qué representa para mí, es mi pasión, es mi vida, la música también es mi vida, pero digamos que a mi me impacta de diferente manera. Si me dices “¿qué es para mi la música?”, pues sí, es mi profesión.

Digo, es que la profesión no es nada sencilla. De repente hay altos, pero también bajos, tremendos…
Sí, que debemos evitar.

¿Y cómo has logrado tener equilibrio, motivación para seguir dando conciertos, dando clases…?
Por gracias de Dios, porque él indudablemente puso a los maestros que tuve y que me educaron para hacer lo que hago hoy y pensar como pienso. En exigirme al máximo, el decirme estás mal, por una fracción que nadie puede ver más que yo y tú, y efectivamente estás mal si no estás perfecto. Yo entré mucho en el perfeccionismo, yo era enajenado de llegar a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, a tocar perfecto los pasajes, que yo fuera el mejor que los pudiera tocar, así era mi propósito y mi enajenación, y como Enrique Bátiz preguntaba uno por uno en la Orquesta, pues nadie nos queríamos delatar y mucho menos los que éramos tan orgullosos, como yo, que no lo digo para bien, pero era yo muy orgulloso, no me permitía fallar, me entrenaba casi como una máquina, entonces, bueno, indudablemente eso dio buenos frutos, porque obedecía a mis maestros, fui disciplinado… Hoy ya no soy así, hoy disfruto. Hoy ya no me presiono, ya no me exijo, ya no es ese militarismo que practicaba y finalmente da mejores resultados.

¿Qué pasó para que entraras de un proceso a otro, de pasar de ser perfecto a disfrutarlo?
Bueno, me di cuenta de la realidad, digo, bueno, sí está bien buscar la perfección, pero eso no existe. Lo que es válido es estar en busca de…  Lo que me hizo cambiar obviamente fue la edad y dejar hasta cierto punto de sufrir y exigirme de una forma enferma y más bien disfrutar lo que hacía. Por ejemplo, ahora que estudio, lo hago tres veces menos, pero de muchísima más calidad que antes. Si estudiaba diez horas diarias, yo solo con el chelo, hoy le dedico tres.

¿Y cuáles son esos elementos que a mi me ayudarían a entender esas características de calidad que mencionas?
Después de horas de vuelo he aprendido a saber cómo quiero volar, por dónde quiero volar y de qué forma quiero hacerlo. Ahora sé qué sonido quiero, sé cómo puedo producirlo, sé qué es lo que quiero hacer. Antes estaba en búsqueda y tal vez por eso necesitaba más tiempo. Como ahora sé exactamente qué quiero en cada cosa y me refiero al chelo, nada más, pierdo menos tiempo, porque a través de los años tengo el conocimiento para abordar y solucionar.

¿Si antes te motivaba la perfección, qué te motiva ahora?
..Eh, ¿qué me motiva? Seguir creciendo en lo que es la belleza del sonido. Eso es en lo que más me enfoco cuando toco, cuando estudio, en producir la calidad, la más alta calidad que pueda.

En esta temporada de la orquesta, tú abriste como solista y la gente se entregó con su aplaudo. ¿Qué sientes cuando el público te aplaude en la manera tan intensa que lo hizo?
Finalmente, es algo que me enriquece, es un reconocimiento a la entrega, tal vez no tanto al trabajo por que ellos desconocen cómo trabaja uno, saben que uno se prepara para un concierto, pero creo que realmente lo que aplauden es la entrega del momento. Como yo realmente sí siento que me entrego, a veces tengo más solidez que otras, porque jamás habrá perfección, y perfección nadie la trae, ni el mismo Rostropóvich, digo, personas que lo escuchamos, nadie es infalible, aunque sí se logra un nivel estable del que ya no se puede bajar, entonces la búsqueda es lograr estar y conectar con el público, entonces cuando aplauden de esa forma que lo hicieron ese viernes es gratificación, es alivio, agradecimiento, es motivación para continuar.

Ildefonso Cedillo en su estudio. Foto: Fin de Semana.

¿De alguna manera sientes que tienes que ser como tu padre o mejor?
No, en absoluto, mi padre y yo somos completamente diferentes, no, para nada. Ni como él, ni como mi madre, nada qué ver, no, es más, te soy sincero, jamás había pensado algo así.

¿Qué te mantiene como un músico de excelencia en México?
En primer lugar, querer serlo. El segundo, que sé la responsabilidad que tengo porque sé del prestigio que gozo y sé lo que piensa la gente y de lo que espera la gente de mí, eso es un peso tremendo, entonces Ildefonso Cedillo no puede salir a hacer una mamarrachada, que es lo que menos espera la gente. Cuando alguien va a escuchar a Ildefonso Cedillo sabe que va a escuchar un concierto de primer nivel, tal vez con accidentes, siempre en esta profesión algo puede pasar, siempre estamos expuestos.

¿Y cuál es esa responsabilidad que tienes, más allá de que lo hagas bien o mal?
Tú imagínate qué responsabilidad es empezando por que todos me dicen “maestro Cedillo”, y no porque tenga una maestría, sino porque uno se gana finalmente un título o que hace una las cosas con conocimiento y con maestría, no es un diploma, ni mucho menos. Cuando a uno lo ven de esa manera, si le dan tal vez un lugar que no tiene, lo poden en un pedestal que solamente Dios puede tener, entonces, el hacer conciencia de eso te obliga a mantenerte, yo no puedo como principal de la OSA, llegar y no poder tocar las partes, ¿no? y no nomás tocar un solo sino no lucir al cien porque cuando tienes un solo todo mundo está esperando “ahí viene el maestro Cedillo”, entonces la responsabilidad es bien tremenda, Jorge, y eso mismo es lo que a uno lo obliga cuando tiene uno pundonor y el día que yo, por alguna razón física o mental de salud, algún problema y que yo no pueda tocar al cien por ciento, da por seguro que en ese momento me retiro. Así sería.

A ver, ¿no estás condenado por la sociedad en seguir irremediablemente hacia adelante?
No, realmente no, me siento más bien afortunado de que siempre tenga una motivación para seguir.

Parece que ahora los héroes de la sociedad mexicana no siempre son las personas de excelencia, de hecho, de pronto el teatro Aguascalientes no se llena…
Es una vergüenza que no se llene, por el tamaño del teatro y por la cantidad de gente que hay en Aguascalientes. Bueno, ya habría qué hacer un análisis de porqué no viene más gente.

Pues ya que estamos en eso…
Yo te puedo decir… El año pasado toqué igual en febrero y me dediqué a hacer mucha publicidad por mi cuenta… Empezando la temporada siempre van doscientas personas, esa vez fueron setecientas, porque tengo un nombre, porque se combinó con varias cosas, esta vez, hasta ahorita, es el programa con mayor asistencia. Esta vez no metí publicidad por mi cuenta. Sí llevé algunos invitados, sí di entrevistas en radio, pero hasta ahorita es el de mayor asistencia, más lo que dices, se entregó al cien por ciento, pidieron que tocara más, lo cual yo no hago nunca porque soy detractor de los encores, quisiera darle más al público, pero uno rompe con el ambiente que logró crear, todo cambia, cambia toda la atmósfera del concierto.

Entiendo que no hayas hecho publicidad esta vez, pero no depende de ti solamente que la gente vaya al teatro.
No, claro que no…, yo no sabría qué pasa. Lo que te podría decir que pasa es en el corazón de los músicos, que salimos, como te digo que yo trabajo no soy el único que trabaja así. En esta Orquesta Sinfónica de Aguascalientes hay músicos de primerísima clase, como no había conocido en la ciudad y gente que estudia y se prepara… Y es desmoralizante salir y… Obviamente nos entregamos a esos que fueron al cien por ciento, pero tenemos un teatro enrome que debería estar lleno. Y que eso sería para beneficio de la misma sociedad que, como bien dicen, aunque suena ridículo para muchos, es alimento espiritual y, como la sociedad no recibe eso de diversas maneras, por eso estamos pudriéndonos como sociedad.

Ayúdame a entender eso.
El alimento espiritual es básico para que el ser humano sea eso, y no sea un idiota que va echándole el coche a los demás o alguien que va y apuñala a un hermano. El mundo está en franca decadencia y eso es por falta de alimento espiritual, por falta de Dios, hay que alimentar el espíritu y aquí hay una manera, vayan a los conciertos, la música es espiritual, como las artes que ocurren en el momento, llámese teatro, llámese ópera, llámese ballet. Todo eso enriquece el alma, y todo eso tenemos en Aguascalientes ello me imagino que no sólo la OSA no tiene llenos, sino que a lo mejor ocurre con las demás agrupaciones culturales que hay. Yo creo que es una responsabilidad conjunta, y por eso cada vez que puedo hablo de la OSA y le hago publicidad…, a mí ¡cómo me gustaría ver el teatro lleno!

¿Te tocó vivir una época sub alimentada intelectual y espiritualmente? ¿Te gustaría haber vivido en otra época?
Estoy feliz de mi tiempo.

¿Tú qué harías para que la gente de esta época se alimente más espiritualmente, cuando casi todo mundo está metido en los centros comerciales, en las redes sociales y donde los narcos parecieran ser los ídolos?
Sí, es terrible. Mira, luego les da risa pero hay que dedicarle tiempo a la oración, a la meditación. Hay que salirse un poco de la televisión y de todo eso que bombardea nuestras cabezas de pura cosa trivial…

¿Por qué estás en Aguascalientes?, ¿es el mejor lugar para ti con esa preparación que tienes?
La respuesta rotunda es sí. Es el lugar ideal. Jamás había tenido una orquesta tan hermosa y no por menospreciar a las demás, no quiero en ningún momento menospreciar a las demás orquestas en las que he estado porque todas, sin excepción, me han enriquecido con algo. Pero la sinfónica de Aguascalientes tiene todavía algo más que yo no tenía y que es una calidad humana brutal. Aparte de un gran nivel, tienen una calidad humana fuera de lo común. Yo llegué a Aguascalientes siguiendo a mi hijo, porque yo me divorcié y entonces mi ex esposa se vino a vivir aquí, y pasaron algunos años en los que yo me sentía terrible, mi hijo estaba muy pequeño, tenía como hecho años y lo veía dos o tres veces al año, entonces, ¿por qué viene a Aguascalientes? Fue por esa razón. Finalmente no se ha dado como yo pensaba que se iba a dar, él ahora tiene trece años, ya no es un niño, pues ya creció y ya me empieza a decir que el estorbo, ¿no?... Lo que sucedió es que yo aquí encontré a Dios, por eso llegué y eso me ha enriquecido profundamente, tanto mi relación con el chelo como mi relación con la orquesta, mi relación con la música y mi relación con el mundo. Entonces sí, sí estoy convencido que llegué a la orquesta más hermosa del mundo.  

¿Qué Dios te encontraste?, digo, la religión no es Dios.
No, no estoy hablando de religión en absoluto, no soy una persona religiosa, simplemente lo que te puedo decir es que encontré a Dios, en la fe cristiana… Pero eso no tiene nada que ver con ser religioso.

¿Sientes que la sociedad de Aguascalientes no sabe los grandes músicos que tiene?
Tal vez, tal vez, tal vez desconozca que tenemos una flautista de primera clase, una sección de flautas en su integridad, que ya quisiera cualquier orquesta, no nada más en México… El primer trombón, igualmente y las percusiones, el timbalista, la pianista. Por todos los rincones de la orquesta salta talento, talento, talento. Cuando yo llegué a mi primer ensayo con la OSA, a mí me toca a sentarme junto a los violines segundos, los chelos se sientan a la vienesa, entonces cuando escuché al primer atril y segundo que son Pedro Ramírez y Sandrita Díaz Roqueta, que es una cubana, me pusieron tan nervioso de oírlos tocar tan perfecto y tan juntos, yo dije, “¿qué es esto?, ¿todos tocan así?, Qué barbaridad, ya me voy de aquí…” era impactante, y hasta ahorita sigue siendo impactante la perfección con que tocan y así, te digo, por todas partes de la orquesta, tiene instrumentistas realmente destacados, ¿cómo no voy a estar feliz si llego a una orquesta era a la que amo y en la que me siento querido?, y al final encuentro algo que me llena espiritualmente…, finalmente también aquí está mi hijo y convivo con él, tal vez no de la manera que pensé porque el tiempo vuela, pero Aguascalientes era mi destino. Estoy aquí, pertenezco, y me siento hidrocálido, eso es algo importante que debo decir, me siento absolutamente integrado a la sociedad de Aguascalientes y me encanta estar aquí.

¿Cuál es tu momento cumbre? ¿Cuál es el momento cumbre de un ejecutante?
Yo espero que no haya llegado, de verdad espero que no haya llegado. De los mejores conciertos que he qué he hecho fue el del año pasado con Schelomo, y con Geoffrey Grey, ahora con Saint Saëns tenía muchas más expectativas de lo que yo logré, yo esperaba mucho más de mi ejecución y bueno, no estuve en esa comunión real con el chelo, no sé por qué, te digo, nunca puede uno estar así… Hay muchas situaciones emocionales, siempre hay cosas que tienen que ver, ¿no? Pero bueno, no dejan de ser cosas que a uno lo enriquecen y todo es para bien.

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