Mi feminismo es una mujer que se dedica a ser feliz y otra que la apoya para que siga siendo feliz: Marcela Zárate (I de II)
Aurora Boreal publica la
primera novela de Marcela Zárate, Las
Conejas
- Soy una persona que vive lo más posible, que le gusta experimentar todo lo que le es posible, no quedarme con las ganas de absolutamente en nada
- Creo que lo mejor sería ser hegemónicos en pareja y llevar el mundo a mejores términos. No veo que una mujer tenga que ser presidenta para cambiar al mundo
Por Jorge Luis Heredia
Cuando Marcela Zárate era una
niña, de escasos ocho años, sin saberlo se acercaba a la vibrante y compleja vida
cultural de su época a través de un disco de música. Era un disco que las
actuales generaciones ya no conocieron, un LP con música de Nacha Guevara. La
portada era para Marcelita tan impresionante que lo veía como un acto de magia,
con Nacha Guevara vestida de negro, piel blanca, blanca, con una rosa rosa en
sus manos y una fulgurante lágrima saliendo de su ojo izquierdo y abajo un
poema de Martí: … y aquel mirar, de
nuestro amor al fuego / irse tiñendo de color las rosas. Nacha era una
exiliada y el exilio se quedó en su alma tanto, que el proyecto de su doctorado
fue justamente el exilio… Uno nunca sabe en qué momento regresarán los hechos
de la niñez.
Marcela Zárate. Escritora. (Foto: Fin de Semana) |
Ese disco fue parte del diez por ciento de lo que Marcela llama la parte artística del ser humano, lo que todo niño debe tener en su vida para poder concebir que existen otros mundos a los que uno puede saltar. Y allí, justo allí es donde está el origen de su primera novela Las Conejas, que le acaba de publicar la editorial Aurora Boreal. Uno nunca sabe en qué momento le llegarán los hechos de la niñez y Marcela ahora lo sabe en carne propia, fue en la niñez cuando de alguna manera se inició el tejido del rumbo que su vida iba a tomar, aunque creo que cuando niña jamás imaginó que sería doctora, que sería profesora universitaria, que sería la escritora que es hoy.
Marcela Zárate navega en su
propio mundo, al que un día saltó cuando se dio cuenta de que otros mundos eran
posibles. Forjó su propio camino y hoy, poseedora de un talento natural,
escribe con frescura, con un estilo muy de nuestro tiempo, muy de nuestra época,
no de los sesentas, de hoy, aunque su literatura viva y vibrante no es nueva
para ella. Ciertamente que es su primera novela, pero ya en su libro del
doctorado, donde publica la investigación sobre el exilio, muestra su habilidad
natural para escribir literatura: Para
aquellos que se distancian, los trayectos de sus viajes conforman maletas
llenas de memorias, que son amarras hacia su pasado. Más de escritora que
de una académica. A leguas.
Después de descargar el
libro de Aurora Boreal, voy al encuentro de Marcela. Entro al Starbucks y la
identifico allí, justo de espaldas, leyendo detenidamente. Veo a los lados para
estar seguro y no, no hay otra Marcela, tiene que ser ella. Saludo y sí, es
Marcela, veo su rostro sonriente y me recibe como en su casa y es que Starbucks
es su casa, encuentra caras, gestos, actitudes que conforman el catálogo básico
para sus personajes literarios. Aquí nacen, se desarrollan en su mente y se
convierten en palabras. Sí, en palabras que alguien lee en el pleno siglo
veintiuno de las imágenes en movimiento. Escucho sus palabras. Comparto sus
palabras.
Tu
obra Conejas, ¿es un poema largo o una narración?
Mucha gente me lo ha dicho,
que parece una narrativa al principio, pero después se va haciendo más intimista.
Y al momento de hacerla tan intimista y tan personal, es cuando se convierte
más en lírico. De cualquier manera es una narración lírica. Creo que ahora ya
no hay nada tan encasillado en los géneros. Creo que sí empieza muy narrativo
de hecho, de cómo las dos protagonistas se van conociendo, y de hecho no sé por
qué fui construyendo la parte intimista y lírica.
¿Es
una construcción totalmente de ficción, es tu vida, es lo que sueñas de tu
vida?
Está construido totalmente,
de hecho surgió un año después de que yo regresé de Estados Unidos a Aguascalientes,
cuando un kimono se quemó, yo lo usé una vez, representaba una etapa de mi vida
y justo dos meses después conocí, no sé si el amor de mi vida, pero sí el amor
como nunca lo había conocido.
Aurora Boreal distribuye su obra Las Conejas. (Foto: Fin de Semana) |
¿Cómo
conseguiste ese kimono?
Te puedo decir que no se
llama Natsuki, pero Natsuki me lo prestó.
¿Entonces
sí existe Natsuki?
Sí, y también la figura de
su hija.
Entonces,
¿nos estás contando una historia que tú viste?
Ajá, que yo la viví de
cerca, tiene que ver con historia pero también hay muchísima ficción. La vida
de una persona no es tan entretenida, pero yo uní muchas cosas. En esos dos
meses todo cambió de repente. Yo había escrito muy poca ficción o nada de
ficción, si pensamos que toda mi vida había sido académica y hasta el doctorado
sólo tenía dos cuentos en mi vida y esa persona me dijo, por qué no has escrito, y yo sí,
es cierto, porque no y entonces me di a la tarea de escribir.
¿El
amor de tu vida fue la motivación principal para escribir?
De este libro, sí.
En
tu libro hay muchas nubes, incluso me imagino mucha bruma, hasta la piel
pegajosa de repente por la humedad del mar… ¿así fue esa relación o fue más
nítida?
No, así, como entre nubes,
entre algo pegajoso, entre mar, entre lejanías. Entonces no estoy tan mal, lo
trasmití un poco bien.
Marcela,
¿cómo se pasa de ser académico, de documentos con marcos teóricos y críticos, a
escribir literatura?
Creo que eso fue lo más
difícil en mi caso, porque yo realmente soy cuadrada. Por ejemplo en el
doctorado, cuando ya estaba haciendo la disertación final, me preguntaban por qué no estudiaste ciencias, porque para
ti dos más dos son cuatro. Y la ficción, como te pudiste dar cuenta, fluye
de un lado a otro. Quizás es en donde yo puedo desfogar lo que en ciencia
literaria no puedo hacer. Allí puedo dejarme llevar, sin tiempo ni espacio.
¿Te
das cuenta que la literatura, vista por una académica, cuadrada como tú dices,
puede ahuyentar al noventa por siendo los lectores potenciales?
Mi disertación está hecha
libro, y la gente que la ha leído me dice que es increíble, me da más ganas de leer los libros que tú
propones allí. Creo que a pesar de ser ciencia, tienes que tener la
capacidad de atraer a tu lector.
¿En
qué parte se une la literatura como ciencia con el arte?
Cuando se lee, es cuando se
unen las dos. Estás trabajando con ficción al final del día, pero esa ficción
representa un tiempo y un espacio. Les digo a mis alumnos, no hay literatura
que no represente algo.
Ponte
en el lado del lector, el lector no está haciendo investigación, sólo
sintiendo, recreando si acaso…
Y es allí cuando uno como
científico de humanidades, y especialmente de literatura, es cuando uno debe
hacer sentir a lectores relacionarlo con obra académica.
¿Eres
científica o eres artista?
… No sé, quizás más
científica, porque ha sido mucho más tiempo de mi vida como científica y apenas
ahorita estoy escribiendo.
¿Y
qué es la vida para una científica?
Cuando vas por las calles te
das cuenta que hay cosas que tienes que investigar. Hay gente que está
escribiendo lírica de estas mujeres indígenas que están pidiendo la calle, pero
estas mismas mujeres están dando su experiencia, entonces creo que allí es
cuando entra la académica para dar a conocer esas teorías sobre la ficción.
Entonces
ahora sí dime, ¿qué es para ti la vida?
La academia.
La
academia es enseñanza, aprendizaje, estructuración, investigación, ¿eso es para
ti la vida?
Sí.
¿Y
qué pasa con el pensamiento mágico?
Está allí, pero nunca me he
dejado dirigir por él. Y de hecho sé que debe estar allí. En la literatura
ficcional tiene que estar allí, no me puedo deshacer de él.
¿Entonces
cómo ves los hechos sociales, los ves con microscopio?
Sí, con un microscopio
bastante pequeño que está allí tomando las caracolas del capítulo siete y que
traen cosas al ombligo, a ciegas. Así es sentir, el caracol que estaba en el
ombligo y lo demás del cuerpo piensa y razona.
Piensa
y razona, pero las conejas saltan, y a veces sin pensar y sin razonar…
Sí, saltan y no tienen
miedo.
Yo
he visto los conejos y sí tiemblan Marcela…
Sí claro, tiembla y siente
miedo pero nunca salta para atrás, salta para delante, como Elisa, ¿tú qué
piensas? Elisa saltó, no saltó, hacia dónde saltó... Quién sabe, pero saltó.
Allí puse unas coordenadas, quien quiere buscar más, allí puse unas coordenadas
para saber a dónde llegó.
Me
cuesta trabajo pensar que para la persona que escribió el libro Las Conejas, el pensamiento mágico es
solamente un objeto de estudio…
No, no es solamente un
objeto de estudio, es un objeto de vida. Digamos que es un porcentaje, no es
todo. Digamos que noventa por ciento tiene que ser ciencia y el pies por ciento
magia, porque si no, nos perdemos. Yo como científica me pierdo si no me asombra
un tema, si no lloro con un poema. Después es, como ya me hiciste sentir, ahora
te tengo que analizar.
Y
empiezas con el bisturí…
Exactamente, simplemente
leer, escuchar música, ver películas, las lloras, pero después dices ya… Por
ejemplo, el proyecto del doctorado fue el exilio latinoamericano y veía
películas sobre cómo se torturó a las personas y leía libros… El primer poema
que yo me acuerdo de mi infancia es un disco LP que tenía mi papá de Nacha
Guevara, el cual se abría en dos partes y tenía una parte del poema Te quiero de Mario Benedetti, y yo lo
recuerdo y todavía voy a casa de mi madre, veo el LP y recuerdo mi infancia, de
ver a Nacha Guevara vestida de negro, fue una persona que tuvo que salir
exiliada, con una lágrima en sus ojos, con unas flores que están allí diciendo y aquel mirar, de nuestro amor al fuego /
irse tiñendo de color las rosas … O diciendo, si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y mi todo, eso es
con lo que yo crecí, es mi primer acercamiento a la literatura siendo niña. Yo
decía, cada vez que habría el LP, algún día voy a conocer a esta mujer y cuando
vino una vez a Aguascalientes con sus tangos fui a verla. Yo tengo que conocer
a esa persona que me hace sentir tan intensamente, el diez por ciento y al
final del día digo, ahora viene el trabajo rudo, agarro el bisturí y órale.
findesemana.ags@gmail.com
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