La retribución de un artista es injusta: José Luis Sustaita (I de II)
Entrevista exclusiva con el
artista atrás de El Cascanueces
- Que gane o no gane sí importa, porque el dinero es necesario para vivir, pero basta con que uno gane lo necesario para poder vivir y poder vivir lo más cómodo que se pueda, sin pretender acumular riqueza
- La danza me ha dejado una satisfacción enorme, yo creo que quizás una de las estrategias en que un ser humano puede ser más feliz, si es que existe la felicidad, es hacer lo que uno quiere hacer
Por Jorge Luis Heredia
Es el Aguascalientes de los
sesentas, de galleros, gente de toros y de viñedos que le dan fama, de gente
brava, pues, y el adolescente José Luis Sustaita Luévano se arma de valor y con
el corazón a punto de salir de su pecho, se atreve a decirle a sus padres que quiere
estudiar danza clásica. Aurelio y Gregoria se miran mutuamente, incrédulos,
como si no hubieran escuchado ni entendido nada... La revolución familiar
apenas inicia.
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José Luis Sustaita Luévano. Setenta años construyendo un sueño. Foto: Fin de Semana. |
Gregoria, con los ojos
hinchados de llorar y Aurelio, con el puño cerrado y la quijada tensa, hablan
con el tío Jesús, al que todos respetan y juntos arman un cónclave. Sí, el atrevimiento
del joven José Luis bien vale la pena tratarlo en reunión familiar del más alto
nivel. Todos llegan puntuales a la casa de Dolores, la hermana mayor. Y justo
cuando José Luis se dirige a la cocina en busca de un bocadillo, lo interceptan
su padre y su tío y lo conducen a la biblioteca. Jesús firme y con voz de
seductor, utiliza sus mejores palabras para convencerlo de que la danza clásica
no le va a dejar nada bueno, pero José Luis, necio y firme, sabe lo que quiere
y no cede ni un centímetro en la negociación.
Encerrados en la biblioteca,
solo los libros de testigos, una y otra vez llegan las presiones y los
argumentos del tío Jesús. Igual. José Luis en una sola pieza. Pasa el tiempo.
Los ánimos se encrespan. Aurelio, su padre, que había guardado silencio, de
pronto explota, pierde el control y se va directo al rostro del muchacho para
decirle que «si haces danza, ya no te quiero ver y busca dónde vivir». El
silencio es atroz. Ni siquiera parpadean. Las negociaciones han fracasado.
Jesús sin argumentos, Gregorio, con el rostro pálido, sabe lo que ha ocurrido,
pero no da marcha atrás, teme verse más débil que un bailarín de danza clásica y
José Luis también sabe lo que ha ocurrido: Ya no tiene casa.
José Luis Sustaita recuerda
los hechos con lucidez, como si fuera ayer. Desde ese momento vive solo,
literalmente solo. Esa férrea decisión lo llevaría primero a bailar en París y
luego, hambriento de arte como iba, descubrió que ya Paría no era la capital de
la danza clásica… sino Moscú, y con la misma firmeza de sus negociaciones
familiares, luchó hasta conseguir una beca para ir a estudiar al Ballet Bolshoi
de Rusia. Parece no arrepentirse de nada. De nada… Y aunque la voz por momentos
parece quebrarse, no se arrepiente, ha hecho su vida a su entera decisión y,
hoy, aquel joven de firmes ideales, cumple 50 años de vida artística, 50 años
de enseñar y setenta de vida.
Después de Europa regresó a
su querida tierra para dedicarse completo, en cuerpo y alma, a la enseñanza en
la Universidad Autónoma de Aguascalientes, en el Instituto Cultural, en el
Instituto Mexicano del Seguro Social, en la Universidad de las Artes como
director de la carrera de danza clásica y, como si fuera poco, le queda tiempo
para montar el Cascanueces que es ya una tradición de la ciudad, con llenos
completos en el teatro Aguascalientes. Ese es el hombre al que Fin
de Semana solicita una entrevista y, aunque su agenda está llena, hace
un espacio durante sus tareas en el IMSS.
¿Conserva
Usted la misma energía que cuando inició en la danza?
No es la misma, creo que es
mayor, lo que pasa es que, con otra visión, con otra intención y con otra
finalidad. Cuando yo inicié a hacer danza, por ahí de los catorce años, casi no
era consciente de que yo quería dedicarme profesionalmente a la interpretación
dancística ni a la docencia dancística, yo lo hice inicialmente como una
actividad que me permitía distraerme y luego socializar un poco, encontrarme
con amigos en un momento de la semana, en los días y horas de clase de danza
folclórica, fue así como comencé. Pero no tenía la conciencia de hacer vida profesional
en el ámbito de la danza, ahora por supuesto que ya la tengo y digo, tampoco
nunca creí, nunca pensé en abordar el magisterio en la danza, y ahora que ya
tengo años de experiencia, mi postura es diferente porque ahora cada vez me
apasiona más dar clases. Uno va ganando en conocimiento porque, al mismo tiempo
es indispensable seguirse preparando, uno no puede seguir activo sin
actualizarse, hay que seguir tomando clase, cursos, leyendo.
¿Qué
le apasiona más, la danza en sí misma o dar clases?
Bueno, en este momento ya
sería dar clases porque bailar, ya no tengo las mismas capacidades, y por no
tener las mismas capacidades, no tengo las mismas posibilidades. No podría
ahora pretender bailar como lo hice en el momento en que me retiré de bailar
profesionalmente, en el Teatro Degollado en la ciudad de Guadalajara, en una
obra de ballet clásico, Raymonda, en el acto dos hacía el papel principal.
Obviamente ahorita ya no puedo pretender hacer eso. En apariencia me muevo, me
transportó en el espacio, lo que es aparentemente sencillo, pero para bailar no,
porque eso demanda un esfuerzo y una energía que a lo mejor ya no tengo.
Entonces ahora, por eso y por la visión de la vida van cambiando, los intereses
van cambiando, por lo pronto me interesa más dar clases.
Por
energía no creo que falte, da clases el Autónoma, en la Universidad de las
Artes, aquí en el Instituto Mexicano del Seguro Social y, por si fuera poco,
monta obras en el teatro Aguascalientes…
Sí, en el caso el Cascanueces
yo me encargué montar una parte, que más bien está considerado dentro del
vocabulario dancístico como danzas de carácter, es decir, yo no monte nada
verdaderamente de dificultad técnica, bueno sí tiene dificultad técnica, pero
no técnica del vocabulario clásico, sino del vocabulario de la asignatura que
ahora se conoce como danza de carácter. Yo monté toda la parte de los
invitados, la parte del acto uno, como la escena de la Navidad, pero eso es más
sencillo porque la mayoría es danza que llamamos a tierra, poco salto, poco giro.
No tiene ese tipo de dificultades que a lo mejor yo no podría, pero sí podría
enseñarla porque para mostrar no necesito reproducirlo exactamente igual, como
lo quiero. A través del lenguaje yo puedo exigir a un estudiante que haga lo
que quiero, sé exactamente lo que quiero, yo tengo el vocabulario, porque la
danza clásica tiene un vocabulario muy específico y concreto, entonces a través
de ese vocabulario yo puedo pedir que se haga y que se haga bien.
Es
cierto, se llenó el teatro, pero quiero preguntarle, ¿tiene algún método para
saber qué le pareció al público su obra?
No, no hay ningún mecanismo
formalmente establecido como en otras ocasiones se hace. Anteriormente en el
Cascanueces, y en otro tipo de espectáculos, establecíamos un mecanismo a
través de un instrumento de evaluación, como era un cuestionario, que entregábamos
en la puerta del teatro. En esta ocasión no lo hicimos y, bueno, lo que podemos
percibir a través de la asistencia y del aplauso, y bueno, los comentarios no
sólo de familia, porque obviamente para nuestra familia siempre somos los
mejores, sino de gente que no tiene que ver nada con nuestras familias y de
gente que está dentro de la comunidad dancística, que se dedica a enseñar o a
interpretar la danza, tienen una capacidad crítica y el comentario ha sido de
que es un Cascanueces interesante, diferente, que es mucho más dinámico,
teatralmente más visual. El acompañamiento musical con la orquesta sinfónica y
el coro, claramente le da un plus y hace del espectáculo verdaderamente de una
calidad, si no extraordinaria porque es difícil decir que un producto está
terminado, sobre todo hecho porque somos seres humanos, siempre está en
constante evolución y es susceptible de mejorar. Este año la particularidad es
que todo el espectáculo es de producción es de hidrocálidos, exceptuando, claro,
al director de orquesta que es de la ciudad de México.
¿Conecta
con las nuevas generaciones José Luis, se comunica con ellos también?
Yo digo que el cuento
infantil siempre tendrá público interesado y tendrá personas interesadas. Los
adultos quizás rememorando su infancia o buscando aportarles a las nuevas
generaciones, a sus hijos, una experiencia que le nutra el espíritu, yo pienso
que en una sociedad siempre existirán niños, jóvenes y adultos que quizás por
iniciativa o por inducción, tendrá necesidad de conocer este acervo de la
cultura universal.
¿Qué
ha pasado con la danza clásica en Aguascalientes desde su inicio hace cincuenta
años?
Si yo hago un análisis
comparativo de lo que fue en el diecisiete y lo que es ahora en el siglo
veintiuno, hay un mar de distancia en todos sus aspectos, en el estético, en el
técnico y en la danza en Aguascalientes, del 67 a la fecha, pues ha sido lo
mismo, ha sufrido un cambio en su manera de enseñarse, en su manera de
presentarse, y en su manera de practicarse también. El primer contacto que una
persona tiene con la danza es a través de la práctica informal, hasta eso ha
evolucionado, ahora hay muchísimas instituciones en las cuales se enseña a la
danza clásica. Está probado y comprobado que es una actividad integral que
requiere que el estudiante un esfuerzo físico y un esfuerzo mental.
Ahora,
en el siglo veintiuno, con tantas tecnologías de entretenimiento, ¿existe mayor
acercamiento de los niños a la danza clásica?
Yo creo que cada vez hay mucha
más gente, jóvenes y adultos… Pero respecto a su pregunta, sí. Hay más niños
varones, y eso en una sociedad como la nuestra, que fue por mucho tiempo
difícil, por la actitud que una sociedad machista tiene frente a ese tipo de
actividades, consideradas erróneamente como actividades exclusivas para la
mujer. En eso yo creo que tendría mucho que ver el trabajo de promoción y
difusión que hacen las instituciones como el Instituto Cultural de
Aguascalientes, tiene cursos especiales para varones, y todos los varones, no
sólo en los cursos informales sino en la licenciatura de danza clásica, están
becados, no pagan. Podría resultar un tanto injusto frente a las mujeres,
quienes sí tienen que pagar, pero es justamente una estrategia que puede ser
válida para interesar a más varones. También hay que trabajar con los padres,
porque hemos tenido varones súper apasionados que después, con muchísima pena,
nos dicen que se retiran porque sus papás ya no los dejan, porque siguen con
esos argumentos de que la danza solamente es para las mujeres, que es una
actividad que no deja nada, que es sólo para personas que no producen nada, que
es solamente para flojos.
findesemana.ags@gmail.com
Agradeceria me ayudaran a contactar al Profr. Jose Luis Sustaita. Un grupo de sus alumnos en Lagos de Moreno festejaremos aniversario y deseamos invitarlo. Saudos!
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