Carlos Luévano pinta las formas de vida irracionales que nos llevan a la autodestrucción

Antropía, la obra de Carlos Luévano en el Museo de Arte Contemporáneo de Aguascalientes

  • Ahora siento que me es indispensable como tomar una postura con relación a lo que está sucediendo en el medio ambiente
  • A veces pienso que más bien no siento cuando pinto, como que dejas de sentir y nada más estás haciendo lo que piensas


Por Jorge Luis Heredia

Carlos Luévano habla pausado, suave, sin prisas. Habla como si estuviera pintando, como si se ausentara del mundo mientras elige los trazos, los colores, pero aquí está, como testigo de una sociedad altamente consumista, que irracionalmente destruye nuestra nave planetaria, como llama el sabio Edgar Morin a la tierra. Pero además de ser testigo, también es un actor que intenta, de alguna manera, revertir los daños de nuestra nave, y lo hace a su manera, con pinturas, grabados y esculturas, que además de obras de arte, se convierten en mensajes dirigidos a lo más profundo del ser humano, a la conciencia.

Carlos Luévano en e Museo de Arte Contemporáneo. Foto: Fin de Semana.

Sus obras de pronto parecen anunciar el apocalipsis, la noche eterna, pero parece que nadie se conmueve. Hay dolor en sus cuadros, tristeza, pero quizás lo que más resalta es un brillo de esperanza en el horizonte. Y es que tiene la plena convicción de que buscará por todos los medios dejarles una mejor nave planetaria a sus dos hijos. Creo que el fondo ese motor es el que le da la energía suficiente cuando entra a los espacios creativos de su vida. Es arquitecto y podría pintar espacios, pero pinta las enfermedades agudas de la tierra y la tierra entra en coma, no habrá naves cercanas esperando salvar a los humanos, ni una sola, salvo que Elon Musk logre colonizar marte, pero con toda certeza no irán más de veinte o treinta personas.

Da la impresión de que el amor de Carlos Luévano Alonso por la tierra nació antes que su carrera de artista, y ese amor permite que, los visitantes del Museo de Arte Contemporáneo de Aguascalientes, reciban un mar de calma con cada cuadro, que desaceleren su vida, que respiren profundo para apreciar cada color, cada luz que emana de los cuadros de su exposición Antropía. Por eso Fin de Semana decide entrevistar a este pintor, grabador y escultor de Aguascalientes, que recientemente ganó un premio de la bienal Enrique Guzmán. Aquí están algunas de sus ideas.

¿Por qué representas el veneno del planeta en tus obras, qué te inquieta del planeta?
Del planeta no me inquieta nada, más bien me inquietan las actitudes que como seres vivos tomamos en relación a los demás seres vivos. Como especie humana creo que tenemos actitudes hasta cierto punto muy poco pensadas, creo que no estamos pensando con claridad. Entonces, las decisiones que se están tomando en relación al contexto, en este caso la tierra, creo que son muy egoístas, son procesos de consumo muy irracionales, formas de vida muy irracionales que nos están llevando a una autodestrucción, entonces eso es lo que me inquieta mucho, porque yo soy arquitecto, de título entre comillas, pero tengo mucho tiempo haciendo grabado y pintura, entonces me gustan también mucho las cuestiones ambientales, entonces trato de abordar ese tema, porque hay cosas que como pintor o grabador, en algún momento me pueden funcionar, como lo abstracto, pero ahora siento que me es indispensable como tomar una postura con relación a lo que está sucediendo, para mí es importante hablar de algo que me llega como arquitecto, como ambientalista, entonces trato de reflejar eso en la obra plástica o gráfica.

Antropía. Obra de Carlos Luévano. Foto: Fin de Semana.


¿Y no corres el riesgo de que te identifiquen como activista en lugar de un pintor?
Como que las etiquetas realmente no me significan mucho, si me etiquetan como arquitecto no me importa mucho, a mí lo que me importa de alguna manera es expresar con la forma que tengo de hacerlo, ya sea de alguna manera gráfica, plástica o la arquitectura o medio ambiente, si me quieren poner alguna etiqueta, pues realmente no es algo significante para mí.

Si realmente fueras un activista, estarías en los medios de comunicación masiva, pero estás en un museo, donde viene poca gente, ¿Para quién haces esta pintura?
Esta exposición es en relación a un premio que me dieron el año pasado, pero yo pinto por necesidad, es como algo muy necesario para mí, como mi manera de expresarme, es como cuando te comunicas con alguien, mi forma de comunicarme mejor es de esta manera, es una necesidad básicamente.

¿Imaginas un interlocutor, alguien que va a ver la pintura?
No, ¿qué si pinto para que alguien la vea?

Sí…
No, definitivamente no.

¿Y qué crees que sientan las personas que ven tu obra? ¿Coraje, ganas de actuar en consecuencia, van a reflexionar? ¿Qué sientes que vaya a pasar?
Siento que a la mayoría de las personas que ven mi obra no les gusta mucho lo que ven en relación a la belleza que pudieran tener, porque si te fijas, realmente no son unas piezas a lo mejor muy bellas o muy bien logradas o con mucha técnica. Más bien es algo… Bueno, a lo mejor sí tienen técnica, no tan depurada, no es mi intención como depurarla tanto, pero de alguna manera espero que pudiera sentir algo, que pudiera significarles algo como me significa a mí. No es como mi fin último, pero sí me gustaría de alguna manera que interactuaran, que hubiera esa comunicación con lo que pretendo hacer, entender o de alguna manera significar.

¿Y qué pretendes hacer entender?
Pues lo que te comentaba, que básicamente ahorita hay como muy poco pensamiento claro en relación a nuestro contexto, a nuestro vivir en contexto con la tierra y con los demás seres vivos, creo que somos muy egoístas en ese sentido y vivimos como si todos los demás funcionaran para nosotros, básicamente es eso.

¿Es tu obra apocalíptica?
No, no creo. Creo que sí hay un momento de no retorno, que pudiera llegar a pasar, pero mi obra es como un preámbulo, tampoco quiero que sea como algo apocalíptico o algo así.

¿Cuál es la visión tuya del mundo, como pintor, como arquitecto, como activista, cómo lo imaginas?
Pues yo lo imagino con gente un poco más inteligente que pensara más en el contexto. A lo mejor utilizar o desarrollar las tecnologías sustentables, que ya existen los coches eléctricos, formas mucho más sustentables de convivir con nuestro contexto. Me da mucha tristeza, la mayoría de las ciudades del país, se ven muy contaminadas, muy sucias, la calidad de vida de las personas viviendo en casitas de 6 x 15, 6 x 12, sin ninguna cuestión ergonómicas básicas para vivir, la economía no se diga. Me imagino un mundo completamente diferente y bueno, ahora ya tengo dos niños y es algo que pienso mucho, digo, es muy bello el país, pero me gustaría que muchos aspectos fueran muy diferentes.

Continente basura. La visión de Carlos Luévano. Foto: Fin de Semana.

Déjame retomar esa vena arquitectónica respecto de las casas… Pienso que el mundo no sería sustentable con casas grandes, con jardines enormes, no alcanzaría el mundo para eso, ¿cómo imaginas esas casitas para que sean habitables? ¿Crees que serían sustentables todavía las casas grades?
A lo mejor en relación a la cuestión urbana, depende de la zona. Una densidad poblacional, a lo mejor muy alta en la ciudad y muy baja en el campo, pero no es tanto como la solución en las casas, más bien la solución en relación a las políticas de cómo vive la gente, de cómo consume. No es tanto si ocupas poco o mucho espacio, a lo mejor aquí la problemática viene desde más atrás, simplemente cuántas personas somos. A lo mejor ya tendríamos que estar tomando decisiones en relación a políticas de menos población, ya también los números de población son irreales, simplemente para el consumo de agua, el sistema acuífero aquí en el estado no da para más, y con la población que tenemos y aparte lo que te decía, por ejemplo, la población en el estado consume el ocho por ciento de agua del sistema acuífero, lo demás se va entre la industria y los agrícolas. Los agrícolas consumen casi el ochenta por ciento del agua y es una empresa insostenible, porque en el producto interno bruto produce nada más el siete por ciento. Entonces, consumen el ochenta por ciento de agua y te producen solamente el siete por ciento, y para producir qué… Más carne, más vacas, que al final de cuentas es un alimento que no es tan bueno para tu salud. Este consumo de carne se refleja en que por cada litro de carne son diez mil litros de agua, te imaginas, para producir alimento estamos gastando recursos de una manera irracional, cuando la energía que te puede producir ese alimento es mínima, en relación a toda la energía que se utilizó para producirlo.

Carlos, tú dijiste hace un momento, gente más inteligente… Hitler era muy inteligente…
Sí, es lo que te decía. Creo que somos gente que puntualizamos mucho en los problemas, pero somos gente muy poco claridosa, no es lo mismo ser como muy clavado en un tema que es lo que hacía Hitler, clavarse en su sistema de pensamiento, en desarrollar lo que a él le significaba, pero pensar con claridad es otra cosa, pensar con claridad para mi es como incluir a los demás, tener otra perspectiva diferente, no nada más de lo que tú piensas o de lo que tú puedes llegar a generar de tu idea. Se puede tener una idea y quemarla hasta el fondo, sacarle lo más, como dices, con mucha inteligencia, mucha tecnología, muchas cosas, pero en un punto en específico dejas de ver todo el contexto, dejas de incluir a los demás.

La primera obra que se encuentra en esta sala es un niño comiendo basura, y de repente pensé en ti como una persona resentida con la sociedad, pero al escucharte no me parece que sea así. ¿Cómo te consideras respecto a la sociedad? ¿Eres un resentido?
No, para nada, creo que más bien sí podría decirse que sí soy una persona activa para tratar de generar un cambio positivo en el medio natural.

¿Además de pintar haces alguna otra actividad en ese sentido?
Sí, trabajo también para el Instituto del Agua del Estado, estoy comisionado en varias cuestiones de sustentabilidad. Entonces ahí manejamos algunas políticas como las que te describía, para tratar de regular los consumos al sistema, ver de qué manera hacemos las plantas de tratamiento un poco más productivas, son muchas acciones que realizamos en el Instituto en relación con la sustentabilidad del agua, en todos los aspectos.

Digamos entonces que no vives de la pintura…
No, es difícil vivir aquí de la pintura, realmente, como te digo, es una necesidad que tengo, es algo que, si no lo hiciera, pues, no sé, como que me sentiría incompleto o triste, es algo que es muy necesario para mí, para vivir.

Ayúdame a tratar de cerrar, ¿qué sientes cuando pintas?
… No sé, a veces pienso que más bien no siento cuando pinto, como que dejas de sentir y nada más estás haciendo lo que piensas.

¿Quién te inició en la pintura, quién te inspiró? O fue por accidente, ¿qué pasó?
… Pues desde niño he pintado, como de los cinco o seis años, pero ya como de alguna manera más profesional, creo que sí fue un tanto por accidente, cuando hace como quince años yo trabajaba de mesero en un restaurante y me dejaban en la noche en López Mateos, allí vi un taller de grabado, estaban haciendo grabado, y aventé unas piedras para que me abrieran, porque era un segundo piso, y ya salió una persona y le dije «da clases de pintura» y me dijo «sí, pásale», y desde allí empecé con el grabado. De hecho, tengo más tiempo estudiando y produciendo grabado, que los años que estudié arquitectura.

Y además trabajas en otra cosa…
Sí, tengo un despacho de arquitectura, se llama Instituto Mexicano de Arquitectura, trabajo para el Instituto del Agua del Estado y hago pintura y grabado.

¿Crees que fue un llamado divino que aventarás esa piedra?
No, creo que si no hubiera sido ahí, hubiera sido en otra escuela, como te decía, es una necesidad que tengo desde niño de hacer esto.


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